Foto: Javier Arzuaga Carvet
Por Loraine Castillo De los Reyes
Los primeros rayos del sol aún resultan incipientes en la Ciudad Héroe cuando Gilda Ocaña, cariñosamente apodada Muma, sube las escaleras de la fábrica de tabacos Celia Sánchez con rumbo a las galeras, en las cuales desde hace 27 años el aroma denso y envolvente de los puros impregna el aire y su piel.
Así ha sido desde la apertura de la institución en 1998 cuando, incentivada por una amiga, se trasladó desde la locación destinada a la producción de consumo nacional, en las cercanías del paseo La Alameda, hacia el otrora complejo textil.
De acuerdo con Ocaña, torcedora desde los 31 años, llegar al centro le brindó la oportunidad de empoderarse de disímiles formas, pues además de incrementar los ingresos económicos, se especializó mediante la capacitación continua y florecieron los saberes sobre el oficio y su historia.
Explicó que en la actualidad las mujeres constituyen mayoría en la Celia Sánchez, y ese detalle resulta una gran conquista en un sector tradicionalmente dominado por hombres, de ahí el orgullo de dedicar numerosas horas a diario para contribuir a esta victoria.
El bullicio en las galeras, por el murmullo constante del personal y el movimiento rítmico de las manos que enrollan hojas aromáticas, crea una sinfonía única y necesaria para Muma, quien se siente en el recinto como en casa.
Después de tantos años con vivencias tristes y felices, los compañeros se convierten en hermanos, los hijos de cada uno son los sobrinos de todos, y sus dolores afligen tanto al corazón como los malestares propios, afirmó con emoción.
A decir de Ocaña, siente un profundo agradecimiento por la máxima dirección de la institución, en especial durante los últimos meses, pues incluirla en el equipo de docentes del Palacio de Pioneros Camilo Cienfuegos le mostró nuevas formas de amar la especialidad.
Aseveró el miedo inicial de interactuar con niños y niñas, pues, según refirió divertida, la experiencia como educadora se reducía a la crianza de sus dos hijos, sin embargo, la calidez infantil y ávida curiosidad por el quehacer tabacalero transformó rápidamente los temores en confianza y orgullo.
La salud me juega desde hace un tiempo malos momentos y, muy a mi pesar, me aleja del proceso de torcido cuando se acerca la fecha de jubilación, no obstante, la fábrica, que es mi hogar, cuenta con mi conocimiento y manos obreras en cualquier área, aseguró.
Según la tabaquera, numerosos son los lauros recibidos en más de dos décadas de desempeño, debido a la labor ininterrumpida y sobrecumplimiento de planes, no obstante, la oportunidad de ver crecer a jóvenes torcedoras y legar a otras mujeres el amor por este legendario oficio resulta su reconocimiento más valioso.
Durante más de 20 años las manos de Muma han sido cuna en las que el arte del tabaco cobra vida, y cada aromática hoja torcida se convierte en una historia de tradición, destreza, pasión y fortaleza femenina.
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