jueves, 22 de mayo de 2025

La Calandria de Cuba



Por Marilys Suárez Moreno

Su nombre apenas se conoce en Cuba, su patria de nacimiento, pero Ana Aguado Andreu no solo fue una reconocida cantante lírica cubana, sino una mujer de nobleza, ideales patrios, a la que llamaron la Calandria de Cuba.

Nacida en la ciudad de Cienfuegos en 1866, la vida de Ana Aguado Andreu es poco conocida hoy día, incluso entre sus coterráneos, pero esta mujer de excepcionales condiciones para el canto lírico, estuvo ligada desde siempre a su amada Isla, ya que era apenas una adolescente cuando su familia se trasladó a España y luego a Nueva York, donde establecieron residencia en 1889.

En la gran urbe, Ana recibió lecciones de canto y música, mientras se preparaba con ahínco para su vida como cantante, soñaba con la posibilidad de poner su arte al servicio de su patria.

Ese momento tan anhelado le llegó pronto a la cienfueguera, cuando se presentó en el Hardman Hall y demostró sus excelentes dotes de soprano ligera. El importe de la función fue destinado por ella a la lucha de los patriotas cubanos que dentro y fuera de la Isla, luchaban por la independencia.

Casada en Brooklyn con el músico cubano Guillermo Tomás, quien residía allí y llegaría a ser un célebre musicólogo de excepcional importancia en la cultura artística cubana, la vida de la pareja estuvo signada por el mutuo amor y los ideales patrióticos que también les unían.

Fueron muchos y muy significativos los aportes hechos a la causa independentista cubana, apoyando los empeños de José Martí, quien sintió gran admiración y respeto por la cantante. Sentimiento que expresó en varias cartas dirigidas a ella. En una de esas misivas, el Apóstol le escribió a los esposos Tomas-Aguado:

Lo muy atareado de mi vida, y el temor a parecerle intruso, han sido causa de que no fuese en persona, como me lo manda mi sincero afecto, a agradecer a usted y a su esposo el servicio que prestan y es a mis ojos mucho mayor por lo espontáneo. Y continuaba Martí en su carta a Ana Aguado:

“Pero tendré, a la primera ocasión, especial placer en estrechar la mano del señor Tomás, y a ponerme a los pies de nuestra noble y admirada artista”.

Fue tan loable la labor desempeñada por Ana, que en junio de 1890, fue invitada por Martí a cantar en la velada artístico-literaria en el Hardmann Hall. Desde aquella famosa velada, La Calandria cienfueguera cantó para la causa cubana en numerosas ocasiones, además de colaborar con sus compatriotas con ayudas materiales de medicina, armas, ropas y alimentos, logradas a través de colectas públicas y por sus muchas actuaciones benéficas.

Hay que añadir que las presentaciones artísticas de la gran lírica cubana fueron siempre muy elogiadas por la prensa especializada estadounidense de la época, que se hacía eco de sus programaciones en teatros y galas de Norteamérica.

De aquella función de su debut como colaboradora independentista, José Martí dijo:“Para disponerse a morir es necesario oír antes la voz de esta mujer”.

Ana Aguado realizó grandes sacrificios personales con tal de continuar su vida artística en beneficio de su amada patria cubana y solo dejó de cantar cuando una mortal enfermedad atacó su garganta.

Ana, la irrepetible lírica cienfueguera, la llamada Calandria de Cuba, dejó de existir en mayo de 1921, hace justamente 104 años.

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