El movimiento feminista en América Latina desempeña un papel importante a nivel internacional. ¿Qué relaciones tiene la Federación de Mujeres Cubanas con él? ¿ Participó la Federación en el VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, efectuado el pasado noviembre en la playa de Cartagena, en el Pacífico de Chile?
El programa de la Federación de Mujeres Cubanas ha sido, es y seguirá siendo esencialmente revolucionario, justiciero y reivindicativo. Hemos luchado juntos hombres y mujeres para lograr la transformación de las mujeres y del mundo en que viven, a favor de su derecho a la igualdad social, a ser consideradas ciudadanas plenas y libres, investidas de todos los derechos económicos, culturales, civiles, políticos, sexuales y reproductivos.
En los primeros años de nuestro quehacer centrábamos todas las acciones en lograr que la mujer cambiara su desventajosa situación social y participara en la obra que se gestaba, en hacer la Revolución y defenderla.
Su propia actitud y su afán de estar presente la llevaron a una intensa actividad. Entonces no mencionábamos siquiera los términos «lucha por la igualdad», «liberación de la mujer», «emancipación»… La Revolución les daba las oportunidades y ellas hicieron realidad su protagonismo social.
Ya en 1974, cuando realizamos el II Congreso, comenzamos a hablar de los factores subjetivos, de los rezagos de una cultura que se basó en la desigualdad, en la
discriminación, en la injusticia. Tampoco usábamos el término feminismo, que se había malinterpretado y distorsionado mucho.
A menudo nos preguntan si la Federación es feminista, y nosotras afirmamos que hemos asumido e interpretado la esencia de los más revolucionarios y avanzados postulados del feminismo socialista, porque en un proceso de cambios sociales y revolucionarios como el nuestro, por derecho propio, inalienable, las mujeres han tenido iguales oportunidades y posibilidades de participar, de desarrollar sus capacidades.
El movimiento feminista, desde su surgimiento a finales del siglo XVIII y sus resurgimientos, en el XIX y en el presente siglo, ha sido siempre, como todo movimiento social, de amplio espectro político.
En él se inscribieron las pioneras del socialismo en Europa y crearon una corriente—el feminismo socialista— que sigue existiendo. La alemana Clara zetkin, entre otras, fue artífice del movimiento de mujeres socialistas a escala internacional. En los países nórdicos y otras naciones europeas, así como en Estados Unidos, estas ideas políticas tuvieron amplia acogida.
No es casual que en 1910 tuvo lugar en Copenhague el 1er. Congreso de Mujeres Socialistas, donde surgió la idea de celebrar el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer.
La vigencia del feminismo socialista es un hecho incuestionable; prueba de ello es que la Federación de Mujeres Cubanas no solo participó en el VII Encuentro Feminista de Chile, sino que además integró un nutrido grupo de mujeres latinoamericanas y caribeñas que realizaron un taller en el que se abordó el tema «Feminismo y socialismo».
Hemos estado en la mayoría de los encuentros feministas del continente y nos aprestamos a contribuir, con las hermanas dominicanas, a preparar el octavo, que se efectuará en la República Dominicana en 1999.
Trabajamos junto a todas aquellas que tienen ideas similares a las nuestras, que defienden los derechos de las mujeres, y naturalmente, con las que comparten el concepto socialista de que mujeres y hombres luchamos juntos por transformar la sociedad y transformarnos nosotros mismos.
Dentro del movimiento de mujeres y del movimiento feminista existe una fuerte fracción de mujeres lesbianas que juega por ejemplo un papel importante en el sector de la salud reproductiva. ¿Cuál es la situación de las lesbianas cubanas?
La Federación de Mujeres Cubanas respeta el derecho a la libre orientación sexual y rechaza toda forma de discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquier otra causa, lo cual está proscrito y sancionado por la ley, como lo explicita nuestra Constitución en su artículo 42.
Nuestra organización, desde los primeros años de la Revolución, enfrentó aspectos fundamentales relacionados con los más graves problemas derivados de la ignorancia que padecían las mujeres: el conocimiento sobre su propio cuerpo, sobre su sistema reproductivo, sobre la salud sexual y sobre la posibilidad de planificar el número de hijos a tener y el espacio entre un parto y otro.
Pronto logramos que el aborto se introdujera como un servicio en el sistema de salud, legalizado solo si se realiza en centros hospitalarios por personal especializado, con las condiciones de asepsia imprescindibles.
Bien pronto la Federación convocó a las instituciones de salud y educación para realizar, a través de todos los medios posibles, una labor educativa y un programa de educación sexual muy asentados en avanzados conceptos y criterios científicos que abarcara a padres, madres, maestros, médicos y otros profesionales, a fin de lograr que la educación de la sexualidad se iniciara desde la cuna, como parte integral de la formación que debe recibir toda persona.
Gracias a esa labor y al desarrollo cultural general de la población cubana se ha avanzado mucho en las concepciones acerca de la sexualidad y sus expresiones, pero aún pueden encontrarse casos de personas que responden a viejos prejuicios que debemos seguir combatiendo.
(Entrevista realizada a Vilma por la periodista noruega Trine Lynggard, publicada en la revista Mujeres. Agosto de 1997).
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