Por Lianne Garbey Bicet
Cada 18 de septiembre, diversas organizaciones, instituciones y personalidades alrededor del mundo se unen para reflexionar acerca de un tema que, aunque parece simple, resulta fundamental para el progreso social: la igualdad salarial.
La efeméride, establecida en 2019 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene entre sus principales objetivos resaltar la necesidad de garantizar que hombres y mujeres reciban la misma remuneración por un trabajo de igual valor.
En la actualidad, a nivel global, las mujeres ganan en promedio 23% menos que sus colegas masculinos, incluso realizando el mismo tipo de actividad laboral, lo que refleja la persistencia de una brecha salarial que perpetúa la desigualdad de género y limita el desarrollo económico y social.
En este sentido, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha planteado preguntas cruciales sobre esta problemática, cuestionando por qué las mujeres están relegadas a trabajos peor remunerados y por qué las profesiones feminizadas suelen tener salarios más bajos.
Por estas razones, la fecha se convierte en una oportunidad para visibilizar esta injusticia y realizar un llamado a la acción para que gobiernos, empresas y sociedades implementen políticas que la respalden.
En Cuba, la lucha por este derecho ha sido un pilar fundamental en la política de igualdad de género. La Constitución de la República garantiza la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y el país ha implementado diversas políticas para promover la equidad en el ámbito laboral, que se encuentran reguladas en normas fundamentales de la sociedad, como el Código de Trabajo y el de las Familias.
Aunque las normativas señaladas corresponden a los últimos años, es válido puntualizar que, desde los inicios de la Revolución, en el país se han promovido políticas para empoderar a las mujeres.
No obstante, la realidad muestra que muchas aún se ven relegadas a roles que no reflejan su capacidad y formación. La segregación ocupacional y la división del trabajo por género son factores que contribuyen a la brecha salarial existente.
Las cubanas representan el 49% de la fuerza laboral en el sector estatal y un 34% en el sector privado, pero a menudo enfrentan una "doble jornada" que les impide alcanzar una verdadera equidad en el trabajo y en el hogar.
La Federación de Mujeres Cubanas ha desempeñado un papel fundamental en esta lucha, al mantener una labor sostenida para visibilizar tales desigualdades, promover cambios en las políticas laborales y capacitar a las mujeres para asumir nuevos roles en la sociedad.
Según un estudio realizado por la propia organización, las mujeres siguen enfrentando obstáculos para acceder a puestos de liderazgo y la toma de decisiones, perpetuando en diferentes territorios del país el llamado "techo de cristal".
En este contexto, resulta necesario que todos colaboremos en la eliminación de los estereotipos de género, promover la corresponsabilidad en el hogar y fomentar la participación de las mujeres en sectores tradicionalmente masculinizados para avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.
La igualdad salarial constituye un componente clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (0DS), especialmente el ODS 5, que busca lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas.
La falta de equidad en los salarios es una forma de discriminación que afecta no solo a las mujeres, sino a toda la
sociedad. La brecha salarial incrementa
la pobreza y limita el crecimiento económico.
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