Por Yamylé Fernández Rodríguez
Hermosas, plenas, empoderadas, y orgullosas de sus raíces culturales. Así se sienten las integrantes del proyecto Turban Camagüeyana, fieles defensoras del legado histórico-cultural transmitido de generación en generación, cuya simiente procede de la madre África.
“En Camagüey hay muchas mujeres afrodescendientes y sentimos orgullo de serlo, es por eso que nos motivamos a partir del surgimiento del proyecto Todo Turbantes, en La Habana, liderado por Maritza Donatien, y creamos uno similar”, comentó Lucy Hernández Rodríguez, coordinadora de la iniciativa en la provincia agramontina.
“Sentimos que de esta forma se realzan nuestras tradiciones y en el transcurso de las actividades en las que hemos participado se han adquirido muchas experiencias”.
Así lo avala la participación de estas entusiastas mujeres en encuentros organizados por Casa Madiba, un popular emprendimiento en la Ciudad de los Tinajones; la Casa de la Diversidad Cultural, la filial de la Asociación Yoruba y recientemente en los días del Festival Internacional Timbalaye 2024, del que Camagüey fue subsede.
Además, también han asistido a la Feria Arte Plaza, que suele organizar cada mes la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey en la céntrica calle Maceo de la urbe, y donde varias personas se interesan por aprender a ponerse dicho accesorio y por conocer su significado e historia.
Como un dato curioso Gladys Williams Vidal, enfermera del policlínico Ignacio Agramonte, agrega que Turban Camagüeyana incluye a varias trabajadoras del sector de la Salud, específicamente de ese centro asistencial, al tiempo que refiere el uso de los turbantes también por pacientes oncológicos, tras la pérdida del cabello debido a los fuertes medicamentos que se les administran.
Incluso enfermeras jubiladas, que estaban en casa, se han sumado a esta iniciativa de empoderamiento afrofemenino como Cristina Harris.
“No se trata solo de ponerse un turbante y ya, sino que es una prenda con un gran significado histórico, que puede amparar al cabello del sol y el polvo, y lo más importante es que identifica a la cultura de nuestros ancestros”, dice Cristina.
Qué cubana no se ha puesto alguna vez un turbante, agrega por su parte Caridad Williams Vidal:
“Esto es tradición e identidad y con mucho cariño estamos dispuestas a recibir a todo el que desee sumarse”.
En resumidas cuentas se trata de un homenaje a las mujeres negras, a esas que llegaron a diversas partes de Cuba injustamente esclavizadas en siglos pasados.
Es, igualmente, un reconocimiento a aquellas que desafiaron absurdas reglas y lograron instruirse y alcanzar reconocimiento social en tiempos en que el color de la piel resultaba determinante.
En cada uno de los coloridos turbantes que exhiben con elegancia estas camagüeyanas está también un claro mensaje contra el racismo y, a la vez, una bella expresión de nuestra herencia cultural africana.
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