miércoles, 28 de agosto de 2024

De vuelta a las aulas


 

Por Marilys Suarez Moreno

Este próximo lunes dos de septiembre, la escuela con sus enseñanzas y deberes, constituirá la primera responsabilidad de escolares, tanto para quienes se inician en las aulas como para quienes continúan cursando otros grados. Y aunque parezca más de lo mismo, cada septiembre es diferente, novedoso y único para profesores, alumnado y la propia familia.

Esta última semana de agosto ha sido muy intensa para la mayoría de las familias cubanas con hijos e hijas en edad escolar. Arreglo de los uniformes, generalmente con tallas extras, exploración por ferias, quioscos, librerías, Mipymes y timbiriches en busca de forros, libretas y demás artículos escolares, incluyendo las consabidas mochilas, luncheras y zapatos que algunos estrenan y otros escolares heredan del hermano o la hermana mayor o reutilizan luego de alguna reparación menor y la consiguiente limpieza.

Atrás van quedando las vacaciones de verano y semanas de ajetreo, paseos, juegos y el descanso vacacional de julio y agosto, dos meses que parecen haberse excedido en lo tórrido de sus días, para dar paso a un septiembre de escuelas y saberes y de precios tan altos como las nubes, según la apreciación de padres y parientes empeñados en encontrar los útiles escolares demandados por sus hijos e hijas.

Para prescolares como Thiago que se inicia en el gran acontecimiento de la ilustración, el ambiente que lo rodea en casa es como de fiesta. Esta iniciación del niño en el colegio trae a la familia alborotada. El lunes dos de septiembre el pequeño asistirá por vez primera a la escuela, la misma donde estudió su mamá y donde su hermana mayor cursa ya el segundo ciclo de primaria.

Thiago forma parte de los más de un millón seiscientos mil estudiantes de la Educación General que empezarán el curso escolar 2024-2425, ya que la enseñanza superior comenzará sus actividades el 16 de septiembre, según lo previsto.

Y sí, este primer lunes de septiembre será de nuevo un hervidero de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de uniformes y mochilas, tanto para los que empiezan en la escuela como para los que regresan a las aulas escalando grados. Se comienza un nuevo período lectivo no exento de dificultades y complejidades, por lo que desde ya se prevé que será un curso retador, pero siempre deseado y necesario.

De acuerdo con la ministra del ramo, Naima Trujillo, la idea es garantizar la calidad de la educación y para ello los centros educativos deben contar con los recursos necesarios a fin de impartir una enseñanza acorde con las exigencias que demanda la pedagogía cubana.

Dicho así, puede parecernos recurrente y en verdad lo es, solo que el proceso en su preparación ha demandado un despliegue extraordinario de recursos y esfuerzos con énfasis de urgencia en el completamiento de la fuerza docente y el fortalecimiento de la educación política e ideológica.

La enseñanza de la Historia de Cuba, la descolonización cultural y la adecuada preparación pedagógica de sus docentes en el proceso de aprendizaje con el alumnado, demanda un trabajo educativo superior que incluye la formación pedagógica y técnica profesional, además de la informatización y el estudio del idioma inglés, prioridades todas de la agenda docente, garante de los valores que nos identifican.

Para la entidad rectora educacional, el reto es trabajar para consolidar y mejorar lo aplicado en cada enseñanza, en función de formar una cultura general integral y creativa en el proceso de aprendizaje.

Valorar métodos, enamorar y muchas profes como la famosa Amelia de la recién finalizada serie Calendario, que vean más lejos de contenidos y planes y garanticen una formación que neutralice la chabacanería, la vulgaridad, el individualismo y la insensibilidad que hoy vemos en las calles.

De cualquier manera, el inicio de un nuevo período lectivo y sus exigencias educativas no ajenas a la muy compleja realidad cubana, es tanto para los que continúan como para los que se inician, todo un acontecimiento, un goce y un disfrute que no puede pasarse por alto, sabedores como somos de cuánto se hace para que la educación siga siendo uno de nuestros primeros derechos.

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