Por Marilys Suarez Moreno
Este próximo lunes dos de septiembre, la escuela con sus enseñanzas y deberes, constituirá la primera responsabilidad de escolares, tanto para quienes se inician en las aulas como para quienes continúan cursando otros grados. Y aunque parezca más de lo mismo, cada septiembre es diferente, novedoso y único para profesores, alumnado y la propia familia.
Esta última semana de agosto ha sido muy intensa para la mayoría de las familias cubanas con hijos e hijas en edad escolar. Arreglo de los uniformes, generalmente con tallas extras, exploración por ferias, quioscos, librerías, Mipymes y timbiriches en busca de forros, libretas y demás artículos escolares, incluyendo las consabidas mochilas, luncheras y zapatos que algunos estrenan y otros escolares heredan del hermano o la hermana mayor o reutilizan luego de alguna reparación menor y la consiguiente limpieza.
Atrás van quedando las vacaciones de verano y semanas de ajetreo, paseos, juegos y el descanso vacacional de julio y agosto, dos meses que parecen haberse excedido en lo tórrido de sus días, para dar paso a un septiembre de escuelas y saberes y de precios tan altos como las nubes, según la apreciación de padres y parientes empeñados en encontrar los útiles escolares demandados por sus hijos e hijas.