Por Marilys Suárez Moreno
Con la llegada del verano y las socorridas vacaciones escolares, muchos se acogen al merecido descanso laboral en función de la familia y buscan cómo pasar la etapa de la mejor manera posible, atendiendo a sus preferencias y posibilidades, por lo que se hace habitual por estos días distinguir a niños y adolescentes jugando en las calles, parques o algún área deportiva, de las pocas que ya se ven, en busca de esparcimiento con sus grupos o piquetes,
Tampoco resulta raro encontrar a fiñes con móviles y tabletas en mano y hasta conectados a internet, compartiendo series, música al gusto u otros entretenimientos, sin que la familia se imagine o tenga conocimiento de lo que observan. Claro, dirán algunos, no resulta fácil mantenerlos quietos en casa, cuando otros niños y niñas se van para la calle y a veces ni la propia familia sabe a dónde, pues lo hacen sin permiso, en busca de sus propias opciones recreativas.
En realidad, cada vez le resulta más difícil a la familias lidiar con niñas y niños ansiosos de jugar y comunicarse con amiguitos(as) y participar con otros menores de sus mismas edades en paseos y escapadas a algún río cercano o playita vecina, el Malecón o adonde se les antoje pasarlo bien.
Atrás parecen haber quedado juegos como el pon, las bolas, la pelota, los escondidos y hasta los llamados de mesa, como damas, ajedrez, parchís y otros, a veces construidos laboriosamente por algún familiar y que animaban a grandes y chicos por igual. Y hasta parece también que el ingenio, la creatividad y los ardides que empleaban mamá, papá, tías, tíosy abuelos para mantener a los menores de la familia entretenidos en casa, en las tardes-noches y en época de vacaciones, naufragó en medio de la avalancha tecnológica que nos invade a todos.
La vida en el hogar ofrece multiplicidad de escenarios para desarrollar infantes inteligentes, creadores, descubridores por excelencia. El juego, la lectura acorde a sus edades, el dibujo, las escenificaciones teatrales, la música al estilo del Karaoke, el ejercicio físico compartido con mami y papi y la inventiva de los adultos pueden trazar maneras diversas de desarrollar el pensamiento, la creación y el goce infantil. Compartir juegos, cuentos, adivinanzas; enseñarles a preparar algún plato sencillo y rico o a que nos ayuden a poner la mesa y otras pequeñas tareas domésticas, algo que gusta y atrae siempre a los menores, son opciones a validar en un modo verano, como dice el lema de este tiempo estival.
Participar activamente en la vida hogareña, en condiciones de seguridad y de acuerdo con la edad del niño o niña, posibilita también poner en práctica sus ideas y comprobar los resultados que obtiene, además, de permitirle aprender y descubrir cosas nuevas e interesantes.
No cuestionamos las nuevas tecnologías al alcance de cualquier niño, niña o adolescente. Pero sí pensamos que se necesita desmontar, decodificar e interpretar los mensajes a su alcance, puesto que muchos deforman valores y lejos de educar, adormecen o seducen con sus productos comunicadores, lo que no resulta fácil a la hora de detectar los textos e imágenes nocivos.
No podemos dejar que el infante se pase horas y horas entretenidas con los video-juegos y las series que les copiamos en una memoria para que se entretengan y nos dejen tranquilos. No olvidemos tampoco que a tempranas edades chicas y chicos necesitan liberar energías, saltar, jugar con los pequeños de su edad, socializar; y la familia es su primer ente socializador.
En fin, un espectro más amplio de opciones de consumo cultural y recreativo en casa y en los espacios culturales y recreativos pensados para la ocasión en municipios y ciudades, pueden complementar el diapasón de las actividades culturales y recreativas incrementadas este verano, tal como se anuncia, y surtir los mejores efectos a la hora de apoyar y ampliar los horizontes infantiles, lo que no excluye los paseos familiares, las visitas a museos y centros de interés sociocultural, las idas a la playa, campismos y otras muchas y ansiadas opciones recreativas que, valga decirlo, deben funcionar como el engranaje de un reloj para que guste y se disfrute como debe ser.
La infancia, no puede olvidarse, es tiempo de juego, el primer acto creativo del ser humano. Y juegos, recreación y aprendizaje van de la mano.
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