martes, 30 de julio de 2024

El combatiente inolvidable



Por Marilys Suárez Moreno

Santiago de Cuba se conmovió por el asesinato, el 30 de julio de 1957, de uno de sus hijos más queridos, Frank País García. Con él cayó también otro luchador revolucionario, Raúl Pujol Arencibia, acribillado a balazos al mismo tiempo que Frank. El primero, maestro; el segundo, comerciante. Los dos consecuentes con sus ideas revolucionarias.

La muerte del as del clandestinaje constituyó una imponente manifestación de duelo popular. El dolor y la indignación por el asesinato del joven maestro, cuyo cadáver fue amortajado con el uniforme verde olivo del 26 de Julio, se volcó en el sepelio.

Frank País no había cumplido los 23 años. Pujol tenía 35. Indiscutido jefe del alzamiento revolucionario del 30 de noviembre, máximo dirigente del Movimiento en la clandestinidad, excepcional combatiente revolucionario, Frank era eso y más: el símbolo de una juventud heroica.

Aquella aciaga tarde del penúltimo día de julio, los asesinos privaron a la Revolución del "más valioso, el más útil y extraordinario de nuestros combatientes”, al decir de Fidel.

Vilma Espín Guillois, una de sus más cercanas colaboradoras, distinguió en Frank los claros conceptos políticos y sociales respecto a la lucha revolucionaria y sus objetivos; resaltaba, incluso, sus criterios tan justos y avanzados sobre la participación de las mujeres en la contienda.

Las consideraba sus iguales en inteligencia y capacidad, tanto que, como expresó la también combatiente revolucionaria Asela de los Santos, pensó precisamente en Vilma como la persona idónea para sustituirlo como Coordinadora del Movimiento Revolucionario en Oriente, cuando Frank necesitó consagrarse a las nuevas tareas que Fidel le había confiado.

“Inolvidable ha sido para quienes tuvimos el privilegio de luchar bajo sus órdenes”. La frase de ese ícono revolucionario, como definió a Vilma a la periodista Marta Rojas, testigo excepcional en el juicio de Fidel ante el tribunal que lo juzgó por los sucesos del Moncada, encabeza el libro ¡Inolvidable Frank!, que recoge valiosos testimonios de la combatiente y líder indiscutible de la Federación de Mujeres Cubanas, acerca de Frank.

Profundo y abarcador retrato de un hombre valorado desde todos los ángulos, hasta presentarnos al joven de lealtad inquebrantable, el hijo y hermano amantísimo, el luchador clandestino, el héroe que entregó su vida a la causa de la libertad.. Y que se completa con los discursos pronunciados por la querida Vilma Espín en significativas fechas.

Un Frank País jefe del alzamiento del 30 de noviembre de 1956, en apoyo al desembarco del yate Granma, que surcaba ya los mares rumbo a las costas de Oriente, capitaneado por Fidel Castro. Por imprevistos, el Granma arribó el 2 de diciembre, lo que provocó el fracaso del plan.

El velatorio del combatiente clandestino fue en la casa de su novia América Domitro. Vestido con el uniforme verde olivo, el brazalete del 26 de Julio y en el féretro la bandera cubana y una rosa blanca, estaba Frank. El sepelio se convirtió en una impresionante manifestación de duelo popular, porque el pueblo santiaguero, con conciencia de que había perdido a uno de sus más queridos hijos, reaccionó de manera espontánea y paralizó la ciudad para darle el último adiós a David, el joven maestro de la lucha clandestina.

La manifestación fue imponente y devino expresión de repulsa a la tiranía y de vivas a la revolución en ciernes. La fuerza popular ganó dimensiones y la bandera cubana fue puesta a media asta, en postrer homenaje a Frank. Una marcha de madres enlutadas y de mujeres de todas las edades, clamando justicia, lo acompañó hasta que la policía las reprimió con chorros de agua y a porrazos. Muchas de ellas fueron encarceladas

El primero de agosto fue enterrado en el Cementerio patrimonial Santa Ifigenia. Ese día, justamente, su madre cumplía 58 años.

Valorado como un joven de lealtad inquebrantable e incondicional a Fidel, el héroe que fungía como Jefe Nacional de Acción legó a la Revolución, a la que se entregó de lleno, su ejemplo heroico y lealtad absoluta a la causa revolucionaria.

Frank, según Raúl, tenía la talla de un auténtico político, la madurez de un luchador avezado, el fogueo combativo de un veterano, la tenacidad de un hombre convencido y la valentía personal de un combatiente de la primera línea.

En memoria al heroico ejemplo de Frank y de todos los mártires, Cuba conmemora la fecha de su muerte, el 30 de julio, como día de los Mártires de la Revolución.

Incondicional al líder de la Revolución dentro del Movimiento en el que fungía como Jefe Nacional de Acción, la muerte de Frank País García dio a la patria, a la que se entregó de lleno, su ejemplo heroico, su fuerza imprescindible.

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