Por Lirians Gordillo Piña
Cuando se habla de los derechos de la población LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, intersexuales, queer) y en particular de sus derechos sexuales y reproductivos, las primeras opiniones o las más frecuentes suelen reproducir la homofobia y la transfobia de manera directa o solapada. Hace falta poner mucha luz y empatía ante el desconocimiento y la discriminación que significan.
Una mirada a los comentarios del foro debate Deconstruyendo mitos entorno a las familias y parejas homoafectivas que, como parte de Jornadas Cubanas anteriores contra la Homofobia y la Transfobia, que acogió el periódico Juventud Rebelde, permite identificar opiniones que repiten las mismas matrices contrarias al reconocimiento de los derechos de lesbianas, gays, personas trans, bisexuales y queer; discursos que discriminan al negarle los derechos a estas personas, derechos que ya disfrutan las personas heterosexuales y cis, y que por demás, no se verían afectados de saldarse la deuda de justicia que tenemos con las personas LGBTIQ en Cuba.
Algunos de los mitos y prejuicios que más aparecen son: el matrimonio es para la reproducción, por tanto, el matrimonio entre personas homosexuales afectaría aún más la ya reducida natalidad en Cuba; el matrimonio no es natural pues el original es entre hombre y mujer; las personas transgénero no saben lo que quieren o están indecisas; un hombre que renuncia a los privilegios de ser macho es una aberración; la mayoría del pueblo está en contra del matrimonio igualitario; quienes se oponen a los derechos de homosexuales y transgénero no son homofóbicos.
Sobre esto último, la periodista Mileyda Menéndez le respondió a un usuario:
“Coincido en que pensar diferente no es odiar, se puede ser conservador sin ser una mala persona. El asunto es cuando nos aferramos a que leyes, reglamentos y privilegios solo se enfoquen en una parte de la ciudadanía a costa de la felicidad y derechos de la parte que es menos visible, no porque se esconda, sino porque lleva siglos siendo discriminada y negada. Homofobia es cuando una persona siente miedo a que la vida de los homosexuales interfiera en la suya, y es tan irracional que prefiere "dar primero" y humillarles, negarles derechos y restringir su acceso pleno a educación, salud, empleo, propiedades, recreación, reconocimiento público de sus emociones y relaciones afectivas”, reflexionó Menéndez
Parapetarse detrás de un discurso que por una parte niega derechos, dignidad, respeto y existencia y por otra afirma que no se odia ni se discrimina, es una estrategia común que además apuesta por autovictimizarse “somos las personas que no estamos de acuerdo con ese estilo de vida quienes nos vemos atacadas por el lobby LGBTIQ” es una idea que se repite una y otra vez.
Durante una directa transmitida por Juventud Rebelde, la doctora Yamira Puentes advirtió que, a pesar de todo el trabajo realizado en estos años, persisten muchos mitos sin argumentos o basamentos científicos.
Además, la Constitución de la República, refrendada con el 86. 85 % de los votos, en su artículo 42 establece que: “Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial, o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana.”
Pero los mitos, prejuicios y fundamentalismos niegan el dolor que causan; no logran comprender la valentía y dignidad de quienes defienden su derecho a vivir plenamente su sexualidad; obvian las evidencias científicas y llegan a desconocer el mandato constitucional que nos guía.
¿Qué hacer? La voluntad política, un foro debate, 14 Jornadas contra la Homofobia, políticas educativas, el desarrollo y diversificación del activismo por sí solos no garantizan el cambio.
Pero en la articulación y la persistencia; en la garantía del mandato constitucional; en la expresión plena de las sexualidades; en el activismo LGBTIQ y la unión de las voces aliadas y solidarias, pueden estar otras claves que juntas pongan luz allí donde los mitos y prejuicios solo reproducen tristes sombras. Y, sobre todo, logren hacer efectivo el disfrute de #TodosLosDerechosParaTodasLasPersonas.
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