Fotos: De la autora
Por Yamylé Fernández Rodríguez
El miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, Esteban Lazo Hernández, resaltó este miércoles durante la conmemoración del aniversario 155 de la Asamblea y la Constitución de Guáimaro, que con la obra de la Revolución se ha hecho realidad el reclamo de Ana Betancourt, quien en aquel tiempo reivindicó los derechos de las mujeres.
A pocos metros del sitio donde sesionaron los asambleístas y se firmó la primera Carta Magna de la República de Cuba en Armas, el máximo representante del órgano legislativo en la isla recordó que en aquellas sesiones no pudo participar ninguna mujer, debido a la discriminación imperante.
Al intercambiar con los niños y, sobre todo, con las niñas que recrearon pasajes del suceso histórico, Lazo indicó logros que devienen muestra de avances en materia de igualdad de derechos y oportunidades, como ilustra el propio Parlamento cubano en la actual legislatura; pues de un total de 470 diputados, 57 por ciento de los escaños están ocupados por mujeres.
Agregó que de los 12 mil 490 delegados de circunscricpción existentes en el país, 44 por ciento son del sexo femenino, mientras que más de la mitad de las presidencias y vicepresidencias de las asambleas municipales del Poder Popular en el país están en manos de este sector.
Con satisfacción escuchó que las pequeñas estudiantes con las que dialogó tienen plena claridad de que pueden conseguir todos los sueños que se propongan, una quimera antes de 1959.
Tras concluir las sesiones de la Asamblea Constituyente, el 14 de abril de 1869 Ana Betancourt envió una solicitud a la Cámara de Representantes en la que reclamaba que, al establecerse la República, se les otorgaran a las mujeres los derechos que justamente merecían, mientras aquella noche su voz se alzó en un mitin:
“Ciudadanos: la mujer en el rincón oscuro y tranquilo del hogar esperaba paciente y resignada esta hora hermosa, en que una revolución nueva rompe su yugo y le desata las alas.
“Ciudadanos: aquí todo era esclavo; la cuna, el color, el sexo. Vosotros queréis destruir la esclavitud de la cuna peleando hasta morir. Habéis destruido la esclavitud del color emancipando al siervo. Llegó el momento de libertar a la mujer”.
Hoy esas palabras están grabadas en el mausoleo donde reposan sus restos desde 1982, en Guáimaro, y desde lo alto la imagen de la valiente camagüeyana parece observar satisfecha la realización de su anhelo en la Cuba actual.
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