miércoles, 29 de noviembre de 2023

Un genio musical

 


Ernesto Lecuona es considerado una figura imprescindible de la música y la cultura nacional cubanas. Lo recordamos en el aniversario 60 de su fallecimiento.

Por Marilys Suarez Moreno

Hace 60 años, este 29 de noviembre se apagó la vida en Santa Cruz de Tenerife, España, del compositor, pianista y director de orquesta cubano Ernesto Lecuona, figura imprescindible de la música y la cultura nacional.

Músico excepcional y el compositor cubano más difundido en el mundo, por demás, Ernesto Sixto Lecuona Casado es una de las figuras cimeras de la cultura iberoamericana.

Nacido en el capitalino municipio de Guanabacoa, el 6 de agosto de 1895, hizo sus primeros estudios musicales con su hermana Ernestina, también una excelente pianista y profesora, continuándolos con los maestros Peyrellade y Hubert de Blanck.

La vida profesional del músico cubano está unida al desarrollo de un periodo decisivo en la historia musical del siglo XX en sus primeras seis décadas. La prodigalidad y la diversidad de hechos que integran su carrera artística lo enmarcan como una personalidad multifacética y abarcadora en el contexto de la creación musical

Lecuona no solo fue un pianista dotado de excelentes cualidades, sino un prolifero compositor, pues sus obras sobrepasan las 600 entre canciones, piezas para piano, danzas y zarzuelas. Compuso sus primeras obras a los12 años y un año antes había comenzado a trabajar como pianista de un cine silente habanero.

Premio y medalla de Oro en su curso del Conservatorio Nacional, hablar de Lecuona es hacerlo de un genio musical y de un autor de piezas tan universales y bellas como Siboney, Noche, Azul, La comparsa, María la O, La malagueña, Estás en mi corazón y muchísimas más de igual o mayor realce, como su Damisela encantadora, que dedicó y popularizó la inolvidable cantante Esther Borja. Temas todos eternizados para la música.

En la esfera del teatro musical compuso obras representativas de todos los géneros, que incluyeron la revista, el sainete, la opereta, la zarzuela y la ópera. Sus obras para piano se insertan dentro de la producción mas representativa de la pianística nacional en vertientes como los temas afrocubanos e hispano, con una depurada factura concertística. El intérprete abarcó también, aunque con menor intensidad, la música instrumental sinfónica y de cámara.

Junto con Gonzalo Roig y Rodrigo Prats, formó la trilogía más importante del teatro lírico cubano y en especial de la zarzuela. Su prestigio como pianista y compositor traspasó fronteras, pues cultivó todas las expresiones de la cancionística, desde las más populares hasta las de mayor estilización. Asimismo interpretó al piano importantes piezas y ejecuciones del repertorio universal.

Con su grupo The Lecuona Cuban Boys introdujo por primera vez la orquesta cubana en Estados Unidos y realizó una enorme labor de difusión de la música cubana por todo el orbe, con la promoción de muchos de los más importantes artistas nacionales y de otros países que llegaron a ocupar lugares prominentes en la interpretación musical, como es el caso de Rita Montaner, Esther Borja, Bola de Nieve, María de los Ángeles Santana, Rosita Fornés, Pedro Vargas, José Mojica, Toña la Negra y Pastora Imperio, entre muchos más.

Las composiciones del músico cubano y su manera de tocar el piano acrecentaron el prestigio musical de Ernesto Lecuona. De hecho, se le llamó El Gershwin cubano debido a la influencia de su obra en la música de Latinoamérica, similar al del afamado autor de Rapsodia en azul en Estadios Unidos.

El maestro compuso, además, bandas sonoras para películas y música instrumental. Se dice que sus obras escritas distaban de sus interpretaciones por usar elementos de improvisación como añadidos y apoyaturas que enriquecían sus ejecuciones.

Decir también que a su nombre se asocia el desarrollo de las grabaciones discográficas hechas por músicos cubanos, la fundación en 1922 de la Orquesta Sinfónica de La Habana, el desarrollo de las ediciones musicales para pianolas, la iniciación de la época de oro del teatro lirico cubano, así como la coorganización de orquestas y compañías de espectáculos que obtuvieron grandes éxitos en Cuba y en el extranjero…

Orgullo de la música y la cultura cubanas, Lecuona redescubrió la belleza de su tierra natal en la fascinación de su música y composiciones, ungidas todas de una gran belleza lírica, amor a su patria y extraordinaria cubanía.

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