Por Marilys Suárez Moreno
Integrador, afectivo, justo, ético. Muchos más
pudieran ser los adjetivos para calificar al novedoso Código de las Familias,
cuya votación por referendo dotó al país de un cuerpo
legal que regula a las instituciones relativas a la familia, el matrimonio, el
divorcio, las relaciones paterno-filiales, la adopción y la tutela, entre otros
muchos articulados.
A
un año de su promulgación y aplicable a todas las familias, cualquiera que sea
la forma de organización adoptada por estas, el Código no sólo las visibiliza y
protege, sino que va mas allá de las relaciones jurídicas y familiares con la
sociedad y el Estado. De hecho, garantiza el orden jurídico y extrajudicial y
salvaguarda los derechos de las personas, sin distinción de edad, raza, género
o credo, ofreciendo conformidades y
alternativas a otros modelos familiares no regulados.
Regidos
por los principios, valores y leyes contenidas en la Constitución de la
República y por Tratados y Convenios internacionales en materia familiar, el
nuevo Código de las Familias cubano no
excluye y sí toma en cuenta a las personas en situación de riesgo y
vulnerabilidad, porque es totalmente integrador.
Reconoce, por ejemplo, el derecho a la
autoprotección o la previsión futura de personas adultas y discapacitadas, así
como el derecho de abuelas y abuelos en el seno familiar, la comunicación entre
parientes y su derecho a relacionarse con los nietos. Valida así su
trascendencia en la formación de las nuevas generaciones y en la transmisión de
tradiciones y valores.
Determina,
asimismo, la obligación de los integrantes de la familia al cumplimiento de los
deberes familiares y sociales sobre la base del amor, el respeto mutuo, la
coparticipación y la responsabilidad.
Como el anterior Código de la Familia, promulgado en
1975, el actual ha contado con la participación relevante de la Federación de
Mujeres Cubanas. Aquel primero revolucionó
y potenció las acciones del Estado revolucionario en pro de la igualdad
efectiva, a partir del desarrollo de políticas públicas dirigidas a la
protección de niñas y niños, así
como el empoderamiento de las mujeres.
El actual Código de las Familias, que nos rige desde hace un año, resume los
resultados de investigaciones científicas, criterios y propuestas jurídicas y
de entidades afines al tema.
De tal forma, el revolucionario texto legal no sólo
responde a los preceptos constitucionales y jurídicos, sino que constituye un
avance en materia de concepción de las familias en Cuba, porque se parece a
nuestro país y a su gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario