Por Marilys Suárez Moreno
Los hijos son nuestro tesoro más valioso, nadie lo pone en duda. Desde que nacen volcamos en ese pequeño ser, no solo nuestro inmenso amor, sino mucha dedicación, ternura, expectativas y esperanzas para su vida futura, pues siempre queremos que alcancen las metas que nosotros no logramos y cuánto bueno se propongan.
Pero educarlos, verlos crecer y recrearnos en sus pequeños-grandes logros pasa por diferentes etapas, cada una con características y singularidades propias de cada niño o niña, pues ninguno es igual al otro.