Por Aime Sosa Pompa
El 16 de junio de 1963, una joven llamada Valentina Vladímirovna Tereshkóva rompió techos, literalmente, al convertirse en la primera mujer en viajar al espacio. Imagínenla: soltera, 26 años, obrera textil, con solo enseñanza técnica, sin estudios universitarios en ciencias ni formación militar y 150 saltos en paracaídas como credencial. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) la eligió entre 400 candidatas y ella lo convirtió en algo más grande; exactamente dos días, veintidós horas y cincuenta minutos alrededor del planeta. "No fui elegida por mis méritos científicos, sino por ser una trabajadora modelo. Pero eso no disminuye lo que hice", confesó décadas más tarde.