Por Marilys Suárez
Moreno
La última golpiza
recibida por su marido llevó a la mujer al hospital, con múltiples lesiones en
el cuerpo, un moretón en un ojo y un brazo fracturado. Él es un hombre
controlador, machista y muy violento en sus reacciones; ella le teme, pues muchas
veces la ha amenazado con matarla si lo dejaba.
Golpes, insultos,
gritos, vejámenes, desaprecio y constantes prohibiciones eran su pan de cada
día, pero era se decía que era un buen padre y procuraba lo mejor para sus
hijos, y aguantaba callada. Esta vez se excedió en la paliza y ajustará cuentas
con la justicia.
Se llama Mariela, pero
puede nombrarse Rosa, Eva, Lucia y otros muchos nombres de mujer, cuyas vidas
han sido sometidas a las amenazas, la coerción, la violencia sexual y física
por su pareja, convirtiendo su cotidianidad en un infierno del que no saben
como salir.
Mujeres como Mariela no
son una excepción en nuestros días, cuando la violencia de género, el acoso
sexual, las agresiones, los prejuicios y las obcecaciones de una pareja controladora
y abusiva puede desencadenar el femicidio.