Por Marilys Suárez Moreno
La inmensa obra realizada por Martí para unir a la cubanía y preparar la nueva guerra, culminó el 24 de febrero de 1895. Ese día comenzó la lucha que nos independizó de España y que, finalmente, concluyó con la intervención yanqui, en lo que la historia recoge como la primera guerra imperialista del mundo moderno: la guerra hispano-cubano-norteamericana.
Al llamado de la contienda que el Héroe Nacional de Cuba llamó necesaria, los cubanos y las cubanas se alzaron nuevamente en armas. A diferencia de la Guerra Grande (1868-1878), la nueva etapa de lucha tuvo desde el inicio un carácter democrático popular. Mientras en 1868 el movimiento estuvo dirigido por hacendados y ricos terratenientes, en 1895 fueron fundamentalmente las clases humildes del país las que llevaron sobre sus hombros la dirigencia de la guerra.