Por Marilys Suárez Moreno
Vicentina Antuña Tavío nació y murió en diferentes días de enero, pero desde sus años juveniles se convirtió en centro de la atención intelectual como profesora y académica de notable trayectoria. Para ella, la educación y la sabiduría fueron centro de su atención magisterial. Pensaba como Lezama Lima, quizás, “que la grandeza del hombre, es el flechazo, no el blanco”, y a ese blanco que para ella fue la cultura y el bienestar de su patria, dedicó sus mayores empeños...
Muy pocos hoy en día saben o recuerdan su nombre, mucho menos su firme batallar en los campos de la cultura y la docencia. Sin embargo, Vicentina Antuña Tavío fue una mujer comprometida con la ilustración y el bienestar de su patria que reconoce en ella a una de las mujeres más relevantes y distinguidas de su época, atendiendo a su rica trayectoria.