En Cuba, más de dos millones de personas son adultas mayores, lo que equivale a decir que 21,9 % son mayores de 60 años. La población cubana está envejecida y necesitada de una atención mayor, acorde a los múltiples intereses y necesidades de esa masa etaria a la que hay que percibir con igualdad de derechos y oportunidades.
Por Marilys Suárez Moreno
Lumi tiene 94 años y, a pesar de sus muchos males, conserva su lucidez. Enviudó muy joven y no tuvo hijos; pero, para su suerte, se conserva bastante fuerte y ágil para su edad, lo que le permite valerse por sí misma y hacer sus mandados. Con suerte, a veces la pasan de las primeras en alguna que otra cola, pero no siempre es así.
No sucede igual con Felicia, quien tuvo dos varones: uno de ellos fallecido tempranamente y el otro viviendo en el extranjero. De sus dos nietos, sólo el mayor le da vueltas de cuando en vez y la ayuda económicamente; pero el otro apenas la visita, alegando que trabaja y tiene hijos que atender.
Teresita, la menor de las hijas de Teresa, tiene el cabello encanecido y no pocos achaques, pero cuida y atiende todo el tiempo a su madre, postrada desde hace tiempo y con tantas dolencias como su cuerpo de 96 años es capaz de asimilar.