Por Carmen Maturell Senon
Se lee rápido: Más del 95% de las mujeres encuestadas –concluyó un análisis como parte de la tesis de culminación de estudio «La deshumanización de un sexo, acoso sexual callejero en el entorno de la Universidad de La Habana»– han tenido experiencias de acoso físico, persecución o exhibicionismo en el entorno universitario, fundamentalmente en sus alrededores.
Se lee rápido, pero más allá de las consecuencias tácitas, el acoso sexual callejero constituye una amenaza constante a la libertad de las mujeres y a su capacidad de ocupar espacios físicos y simbólicos.
A decir de Paula Rios Maldonado, socióloga e investigadora de la tesis nombrada, el control y la división sexual de los espacios sociales son herramientas universales para reafirmar la dominación masculina y la inferioridad femenina. Y es, precisamente, en los espacios públicos en el que se intenta encerrar a las mujeres afianzando una violencia histórica, muchas veces silenciosa y naturalizada.
