Por Aime Sosa Pompa
Existen muchas formas de acercarse a literatas que dieron voces a impresionantes mujeres, esas que han sido protagonistas de otras historias a veces menos contadas o, simplemente, cercenadas. Una de ellas fue la española María Zambrano, quien llamó a Cuba “patria prenatal” y la encontró como una “isla apenas posada sobre las aguas”, cuando se aposentó aquí viviendo “en la luz más que en el mar”.
Entre octubre de 1936 y junio de 1953, con estancias cortas y otras prolongadas, se mantuvo siempre vinculada a una parte del universo cultural habanero. Para entonces, la figura de Antígona se impregnó en ella, en su cosmovisión, y reconocía el exilio como una dimensión de una patria desconocida.
Precisamente, la joven dramaturga e investigadora también española Nieves Rodríguez Rodríguez dedicó a Zambrano una interesante conferencia, durante la Semana de la Cultura de España, que tuvo lugar en octubre en esta capital. Exilio, delirio y teatro fueron los tres pilares de su disertación, en la que pudo entregar una Zambrano más cercana para quienes escasamente la conocen.