Por Lianne Garbey Bicet y Aime Sosa Pompa
Fotos: Favio Vergara
¿Qué significa para una mujer cubana recibir tierra en estos tiempos? ¿Qué carga lleva consigo ese certificado de usufructo? ¿Es solo un pedazo de suelo o es también un acto de resistencia, de amor, de revolución? Las respuestas, apasionadas, orgullosas, llenas de sudor y esperanza, están brotando con cada amanecer desde los surcos de Artemisa, uno de los territorios en todo el país que más potencia que las mujeres tengan donde producir, lo mismo en San Cristóbal, Santa Cruz y hasta más allá. La Editorial de la Mujer, en varios recorridos junto a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), se convirtió en una testigo de tales retos llenos de historias de enterezas.