Fotos: Favio Vergara y cortesía de la entrevistada
Por Rosmerys Bernal Piña
A sus 83 años, Margarita Montalvo disfruta a plenitud cada detalle del proceso de creación de sus muñecas negras. Desde el mismo instante en el que surge la inspiración pone manos a la obra y comienza a darle forma a estas piezas con ternura y oficio, mediante la técnica de papel maché o con retazos de tela.
También comparte su amor por el arte y sus conocimientos con niñas, niños, adolescentes y personas de la tercera edad, a través del proyecto La Muñeca Negra, cuyo nombre está inspirado en el cuento homónimo del Héroe Nacional de Cuba José Martí, incluido en el libro La Edad de Oro.
El propósito de esta iniciativa, creada por Margarita hace 45 años, es llevar a la comunidad las enseñanzas de artesanía, promover el amor por la identidad y el respeto hacia la diversidad; principios que definen la esencia de este proyecto.
“Les enseñamos a nuestras niñas y niños que deben quererse y respetarse, y que todas las personas somos iguales y tenemos los mismos derechos”; aseguró a esta revista la artista, graduada en 1971 de la Academia de Bellas Artes San Alejandro.
El proyecto nació en la Casa de Cultura Adolfo Delgado de San Agustín, en el capitalino municipio La Lisa; pero luego de su jubilación en 2001 Margarita convirtió su casa en un taller, espacio donde atesora sus creaciones y las de sus alumnos.
Allí, además de muñecas se elaboran títeres, sombreros, adornos con forma de animales, bisutería y otras creaciones, todas con materiales reciclables como hojas de papel, cartón, tela, cascarones de huevo, vainas de framboyán y pomos plásticos, que aportan los integrantes del proyecto, madres, padres, vecinas y vecinos.
Margarita Montalvo nos explica que cada alumno elige la técnica y el ritmo de sus creaciones, y una vez terminadas las obras se exhiben en la Galería de Arte Domingo Ravenet en La Lisa, en escuelas y centros de trabajo del territorio, o en el propio taller, el cual se convierte en galería y punto de encuentro.
Formación para las artes y la vida
La profe Margot, como cariñosamente la llaman, es educadora de varias generaciones y promotora de iniciativas tanto culturales como de impacto social.
Las puertas de su casa-taller están abiertas siempre. A cualquier hora puede encontrarse allí a uno o varios integrantes del proyecto que se acercan para continuar sus obras, consultar dudas o simplemente para conversar.
Los más pequeños, por ejemplo, nos comentan que esperan con alegría los encuentros de cada sábado para elaborar sus piezas y compartir un rato divertido.
Kataleya comenzó en este proyecto con 6 años de edad. Hoy tiene 9, y en enero realizó una exposición en su escuela como parte de las actividades por el natalicio del Apóstol José Martí, titulada “Y dice una mariposa”, un fragmento del poema Los Zapaticos de Rosa, obra literaria que la niña recreó con piezas de papel maché.
Entre los integrantes de La Muñeca Negra que asisten a la casa-taller se encuentran Mónica (de 17 años) y Fabián (12) años quienes llevan varios años en el proyecto, y más recientemente se incorporaron otros como Naira (11) y Legna (10).
Todos ellos aseguran que en estos encuentros han aprendido muchísimo sobre manualidades, y también disfrutan de otras experiencias como los talleres de música y teatro, organizados durante el verano e impartidos por jóvenes graduadas de la Escuela Nacional de Arte.
Más allá de las técnicas, el proyecto cultiva habilidades sociales, autoestima y sentido de pertenencia, ayudando a niñas, niños y adolescentes a superar desafíos personales y colectivos.
Las enseñanzas de La Muñeca Negra trascienden el espacio de la casa-taller y llegan a algunas escuelas del municipio La Lisa, como parte de proyectos educativos. Además, se han presentado en la Feria Internacional del Libro de La Habana y en espacios dedicados a la cultura afrocubana y comunitaria.´
¡Experiencia que transforma!
Muchas de las niñas y niños que formaron parte de La Muñeca Negra, en la actualidad vuelven al taller ya como adultos para acompañar a sus hijas e hijos en esta experiencia artística.
Tatiana Martínez Montalvo creció rodeada de muñecas y otras de las creaciones artísticas de su tía, las cuales ha incorporado y se las transmite a sus hijos. Es metodóloga de educación del municipio La Lisa y acompaña a Margarita en este proyecto familiar.
Nos cuenta sobre la influencia positiva que ha logrado La Muñeca Negra en personas vulnerables y con situaciones difíciles de ese municipio habanero. Desde el arte crean fuertes vínculos de apoyo, comprensión y resiliencia.
Sobre este tema trata la investigación que lleva a cabo en la actualidad Tatiana para su tesis de maestría, donde pretende demostrar el impacto de este proyecto en la vida de los niños que lo integran y los beneficios en su desarrollo psicosocial.
Por su parte, Yoanet Torriente, directora municipal de Cultura de La Lisa, destacó que es un privilegio para el territorio contar con proyectos como La Muñeca Negra, liderado por una artista de gran reconocimiento, que trabaja con diferentes grupos etarios, por el desarrollo de las artes y la lucha contra la discriminación racial.
“Este es uno de los proyectos que llevamos a los barrios en transformación y comunidades complejas del municipio, y sus talleres itinerantes siempre son bien recibidos”, resaltó la directiva.
Un legado que se multiplica
Cada muñeca negra que se realiza en el proyecto, así como las otras creaciones, llevan un poco de la esencia de Margarita Montalvo, como artista y como persona, transmiten su sabiduría, defienden sus valores y compromiso con la equidad.
Leonor, la muñeca de Piedad del cuento de José Martí, ha cobrado vida en papel maché y retazos de tela, y ha echado a andar. Desde hace 45 años se multiplica a través de las manos de niñas, niños, adolescentes, mujeres adultas y personas de la tercera edad que las crean de acuerdo a sus gustos y experiencias, y las comparten con el mundo.
Muchas son las personas, tanto de Cuba como de otros países, que han visitado la casa- taller y se llevan muñecas u otras de sus creaciones como recuerdo; lo cual para Margarita es motivo de orgullo y satisfacción. Asegura que en cada una de esas piezas va un pedacito de su vida, de su esencia y legado.
La Muñeca Negra más que un proyecto artístico es una historia de amor, memoria y comunidad; una red de apoyo entre mujeres y generaciones que han encontrado en el arte una forma de crecer, resistir y celebrar la vida.





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