lunes, 14 de julio de 2025

Avileñas en 26: El camino de las mariposas

Por Marilys Zayas Shuman, Yirmara Tórres Hernández y Gabriela Milena Padrón Morejón 

Fotos: Osvaldo Gutiérrez Gómez y Favio Vergara



La mañana se abrió cálida y serena sobre tierras avileñas aquel sábado 12 de julio, mientras nos acercábamos a la CCS Reynaldo Manning. El espíritu de transformación nos guiaba: queríamos entender cómo la fuerza femenina contribuyó a que Ciego de Ávila conquistara la sede del 26 de Julio. A nuestro paso, el vuelo de mariposas multicolores anunciaba la belleza escondida en cada historia. Lo que hallamos superó los números y las acciones: fue el hacer cotidiano de mujeres que polinizan su comunidad con trabajo, esperanza y dignidad.



La Brigada FMC-ANAP lleva once años construyendo futuro. De una semilla inicial de 21 mujeres brotaron 69 integrantes, entre ellas 18 tenedoras de tierra y otras 18 familiares que avanzan hacia la producción independiente.

La creación de la minindustria marcó un hito. Nacida del sueño campesino, no solo aprovechó excedentes productivos, sino que se convirtió en motor de empleo para mujeres. 

Algunas eran amas de casa antes de encontrar allí su primera experiencia laboral, como una joven sordomuda que hoy brilla con luz propia. El trabajo no solo les brinda sustento, sino autoestima, saberes y una red afectiva que las abraza y celebra en cada jornada.




Más allá de lo productivo, descubrimos una brigada que respira comunidad. Confeccionan disfraces para el círculo infantil Agricultores del Futuro, preparan meriendas, colaboran con el consultorio médico y llevan alimentos al hogar materno. En tiempos de pandemia, tejieron solidaridad desde el corazón mismo de la CCS.

También palpita la memoria en esta tierra. Aquí se conformó el Ejército Invasor en 1895, y hoy el monumento histórico se entrelaza con la sala museo de la escuela, donde objetos donados por campesinas y campesinos, narran la historia de Cuba desde la alfabetización hasta sus raíces más antiguas.

Esta historia no se mide en hectáreas ni toneladas, sino en vidas transformadas, vínculos fortalecidos y sueños cultivados. La brigada que integra trabajadoras de la salud, de la escuela y federadas voluntarias ha logrado que la juventud permanezca, que el campo retenga talentos y que la comunidad se reconozca en sus mujeres.

Tormentas en el vuelo



Pero las mariposas también enfrentan tormentas. En medio del florecimiento de la brigada, surge un desafío persistente: la permanencia de la juventud en el campo. En muchos rincones de Cuba, los jóvenes se alejan tras concluir sus estudios. Sin embargo, en la CCS Reynaldo Manning se ha cultivado algo distinto: un profundo sentido de pertenencia.

Cuando alguien termina noveno grado, la comunidad celebra. Si decide continuar estudios, se le aplaude. Si opta por permanecer y trabajar la tierra, se le abraza. Lo esencial no está en el título, sino en la voluntad de ser buena persona y mejor cubano, sea agricultor, peluquera o tornero.



La distancia a centros urbanos y las limitaciones de transporte han frenado a algunos, pero otros como Ricardo, hijo de una brigadista decidieron quedarse. Se convirtió en campesino y su finca es ejemplo de constancia. Historias similares se repiten: jóvenes que encontraron en la minindustria, desde 2019, no solo empleo, sino perspectiva. El relevo se está construyendo.

Sin embargo, el delito golpea con fuerza. Las fincas sufren robos constantes de animales, cultivos e ilusiones. El sudor que alimenta a familias parece no tener defensa. Pero quienes trabajan la tierra no se rinden. Guapean, como dicen, aunque el túnel sea largo y la luz al final parezca lejana. Porque la tierra les pertenece. La memoria también. Y como las mariposas, mujeres y jóvenes siguen volando, incluso cuando el viento arrecia.

La dignidad no se apaga, el sudor merece respeto



Aquí se sacan fuerzas de donde parece no haberlas. Lo dice Liliana con certeza, lo confirma cada mirada en la brigada: Nuestros campesinos y campesinas son los mejores de esta provincia. Es un orgullo sin maquillaje, puesto desde el corazón.

Se entiende el bloqueo, las carencias, los impagos que sofocan. Pero lo que no se comprende es la indiferencia ante el robo, que desgasta el alma y desmotiva. Aun sin petróleo, sin recursos, con menos quintales, se sigue produciendo. Porque el valor del campesinado cubano reside en su capacidad de recomenzar.

Saben que trabajar con la niñez es esencial. Como en Morón, donde la Federación ha organizado recorridos nocturnos para atender menores en situación de riesgo. Porque los valores no se pueden perder: son la raíz que sostiene el árbol.

Y al final del camino...

El vuelo sigue. A veces tembloroso, a veces desafiante. Pero las alas no se han rendido. En esta tierra, donde cada gota de sudor es semilla, las mariposas continúan su travesía. Porque mientras haya mujeres que sueñen, jóvenes que se queden y comunidades que abracen: la esperanza no deja de nacer.

Y así, desde Ciego de Ávila, se levanta un canto silencioso, hecho de tierra, memoria y alas. El camino de las mariposas sigue trazando su rumbo.

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