Por Lari Pérez Rodriguez
Aunque muchas mujeres han sido autoras de metrajes extraordinarios, así como pioneras en técnicas y conceptos dentro del cine de animación, la historia del séptimo arte muestra un escaso interés por ellas. Si, a pesar de las adversidades históricas y sociales, estas apasionadas realizadoras se las ingeniaron para legarnos su obra, lo mínimo que hoy podemos hacer es colocarlas en el lugar que merecen.
Charlotte Reiniger (Lotte) es, sin lugar a dudas, una pionera del género. Nacida en Alemania en 1899, Reiniger es la creadora del largometraje de animación más antiguo que se conserva: Las Aventuras del Príncipe Achmed (1926). La cinta, a la que dedicó tres años de trabajo, está basada en los relatos de Las mil y una noches, y en su realización empleó una técnica de su invención llamada animación con siluetas.

Lotte se mantuvo activa casi toda su vida, trabajando en un total de aproximadamente cuarenta títulos.
La importancia del trabajo de investigación sobre animación que Reiniger desarrolla en Europa tendrá su equivalente en Estados Unidos en la figura de la productora, animadora y directora de cine, Mary Ellen Bute (1906–1983). Mediante sus cortometrajes experimentales, Bute estudió las relaciones entre la luz en movimiento y la música. Su mente innovadora la condujo a crear una de las primeras imágenes cinematográficas generadas electrónicamente.

Por su parte, la obra de Evelyn Lambart (1914–1999) — quien es reconocida como la primera mujer en dedicarse a la animación en Canadá — está claramente influenciada por las estéticas de Mary Ellen y Charlotte. De la primera, tomó la utilización de la música como elemento narrativo principal junto a la imagen; y de Lotte, el uso de las figuras recortadas sobre un fondo negro.
En la británica Joy Batchelor (1914–1991) encontramos una figura especialmente polifacética: fue productora, escritora y directora artística de programas televisivos, además de dedicarse a la animación y a la ilustración.

Con el paso de los años, las posibilidades de las animadoras de ocupar un lugar importante dentro de la industria del entretenimiento no han aumentado.
Si analizamos la presencia de realizadoras en las películas premiadas en las categorías para largometrajes animados de los premios Oscar, Annie, Golden Globes y BAFTA estrenadas entre los años 2000 y 2019, notaremos que ninguna de ellas ha sido dirigida de manera íntegra por una o varias mujeres. Aun así, debemos señalar que tres de las cintas (10%) cuentan con mujeres cineastas cuya labor de dirección ha sido compartida con hombres: Shrek (2001), dirigida por Vicky Jenson y Andrew Adamson; Brave (2012), dirigida por Brenda Chapman y Mark Andrews; y Frozen (2013), dirigida por Jennifer Lee y Chris Buck.

En consonancia con lo anterior están los resultados de la investigación llevada a cabo por la Iniciativa de Inclusión Annenberg de la Universidad de California y el Grupo no lucrativo Women in Animation, en el año 2019. Los mismos arrojan que, desde el 2007 hasta esa fecha, tan solo en 3% de las películas animadas fueron dirigidas por mujeres y, exceptuando a la directora de Kung Fu Panda 2, Jennifer Yuh Nelson, el resto de las realizadoras fueron mujeres blancas.
Pero la conversación de la mujer con el cine de animación sigue abierta. Lo hará mientras existan soñadoras como Caroline Leaf, Erika Russell, Joan Gratz, Joanna Quinn, Candy Guard, Kayla Parker, Alexandra Ramires, Ángela Arregui, Anna Solanas, Gabriela Leal, Ana Ramírez González…
La propuesta de hoy
La irlandesa Nora Twomey (1971) es animadora, escritora, productora, cineasta y actriz de doblaje. Por si esto fuera poco, también es la cofundadora de Cartoon Saloon, un estudio de animación. Hasta la fecha, Nora cuenta con aproximadamente 11 créditos en diferentes cortometrajes y películas, entre los que se encuentran From Darkness (2002), The Breadwinner (2017) y nuestra propuesta del día: Wolfwalkers (2020).

La historia se sitúa en una época en la que reinan la superstición y la magia, y donde los lobos están considerados una fuerza demoníaca que debe ser eliminada. Robyn Goodfellowe es una joven aprendiz de cazadora que, mientras explora las tierras más allá de los muros de la ciudad, conoce a la peculiar Mebh.
Mebh es una niña de espíritu libre que pertenece a una misteriosa tribu cuyos miembros, según cuentan, se transforman en lobos por las noches. Ambas no pueden ser más diferentes; pero, como suele ocurrir en las mejores historias, la amistad que forjan es tan profunda que puede cambiar vidas.
Por último, si aún no estás completamente convencida de ver la película, te comento que su estética es sublime: colores vibrantes, planos cargados de detalles y una banda sonora a cargo de la mismísima AURORA. ¡No se puede pedir más!
*Tomado de Revista Muchacha
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