Por Marilys Suárez Moreno
La historia de nuestra América tiene páginas de heroísmo desconocidas para la mayoría de nuestros pueblos. Historias escritas con bravura, dolor y muerte. Voces de heroicas mujeres que bordaron el paisaje de la memoria a costa del dolor, el silencio y la sangre de sus protagonistas.
Muy conocida y popular para los colombianos, que la consideran la mujer más representativa de la revolución independentista de Colombia y Heroína de la independencia, fue María Policarpa Salavarrieta Ríos.
Policarpa Salavarrieta está considerada la mujer más representativa de La revolución independentista colombiana. Su ejecución por las fuerzas realistas movió a la población y creó un movimiento de resistencia al régimen impuesto de Juan Sámano.
Nacida en la ciudad de Guaduas, Cundinamarca, en el otrora Virreinato de Nueva Granada, hoy Colombia, el 26 de enero de 1795, su nombre se hizo historia durante los años de terror impuestos en los días de la reconquista española.
La Pola, como la llamaban sus allegados, vivió en el seno de una familia acomodada y respetada en la villa, aunque sin ningún estatus de hidalguía, como era natural entonces.
Su padre, Joaquín Salavarrieta, tenía alguna fortuna contenida en sus negocios en la agricultura y el comercio, y su madre, Mariana Ríos, ostentaba cierto linaje en su medio social. Pero la desgracia se cebó en la familia cuando una epidemia de viruela acabó en 1802 con la vida de sus progenitores y varios de sus hermanos.
Para ganarse la vida, Policarpa trabajó como costurera y maestra en la escuela pública de Guaduas, que por aquel entonces era sitio de obligado tránsito entre la capital y el río Magdalena, columna vertebral del país.
Eran tiempos de guerra y la joven compartía con su familia el espíritu patriótico que animaba a sus compatriotas. Su cuñado murió luchando en la Campaña del Sur y su hermano Vicente Bibiano, muy cercano a ella, fue veterano de la misma campaña.
En el año 1847, La Pola se trasladó con su hermano a Bogotá, hoy capital de Colombia. Portaba documentos falsos y una carta de un líder local de la guerrilla.
Ambos se alojaron en la casa de una de familia amiga, desde donde Policarpa continuó sus labores subversivas y realizó una amplia labor de información útil a la causa republicana.
Cosía a las señoras de los realistas para conocer noticias que luego trasmitía a los insurrectos, averiguaba sobre movimientos de armas, órdenes militares y hasta del traslado de las tropas enemigas, como parte de una red de espionaje que involucró a muchas otras mujeres. También se desempeñó como voluntaria de las guerrillas.
Era una mujer de gran sensibilidad y sentido patriótico: valiente y comprometida con la causa de su pueblo. Y como muchas otras tantas heroínas de América, el rol que ella jugó en estas luchas fue vital, máxime por desempeñarse en un momento histórico, donde el papel que tenían las mujeres era más bien de sumisión y pasividad.
Insurgente, espía, patriota, revolucionaria, La Pola es un personaje sobresaliente de la historia de Colombia y Latinoamérica toda, por su condición de mujer valiente y comprometida con las fuerzas independentistas criollas durante la llamada Reconquista española.
Su figura ha sido fuente de inspiración de poetas, escritores y dramaturgos que han resaltado su historia de arrojo y coraje en telenovelas y filmes.
Es una de las pocas mujeres a la que se le reconoce haber participado activamente en los procesos independentistas de Latinoamérica, pues con solo 14 años, participó en el Grito de Independencia de su patria y luego se convirtió en espía y colaboradora de las fuerzas independentistas criollas.
Mujer de gran belleza, largos cabellos negros y una apasionada independentista que, según cuentan sus biógrafos, vivió una hermosa historia de amor con Alejo Sabaraín Ramos, un guerrillero del cual estuvo más tiempo separada que juntos, dado las luchas que ambos desarrollaban y quien le pidió que estableciera contactos con los patriotas que vivían en clandestinidad, involucrándose de lleno en la lucha de su pueblo.
Condenada a muerte por el Consejo de Guerra de Santa Fé de Bogotá, debido a sus actividades conspirativas, fue fusilada el 14 noviembre de 1817 en la llamada Plaza Mayor, hoy Plaza Bolívar.
Antes de caer abatida por la descarga de los fusiles, dijo: “Pueblo indolente, cuan distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad”.
Tenía solo 22 años y su ejecución conmovió a la población y creó un gran movimiento de resistencia al régimen de terror impuesto por el Gobernador Juan Sámano.
Los restos de la patriota colombiana que luchó con las fuerzas independentistas criollas durante la Reconquista española reposan hoy en una bóveda en la Capilla del Sagrario, Iglesia de San Agustín, en la llamada Plaza Bolívar, donde los visitantes le rinden perenne homenaje. En su honor se declaró el 14 de noviembre, día de su ejecución, como Día de la Mujer Colombiana.
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