Por Aurika Rubio
El orden físico genera paz interior, por lo que tener un ambiente o casa ordenada, transmite una mayor sensación de bienestar y comodidad, además de influir positivamente en nuestros pensamientos y sentimientos.
Su importancia radica en que nos permite ser responsables, eficientes, productivos y organizados. Adicionalmente nos proporciona calma, serenidad, confianza y nos ayuda a ser más felices con menos esfuerzo.
La familia debe inmiscuirse de forma colectiva fundamentalmente los infantes; desde una edad temprana, pueden aprender a guardar sus juguetes, materiales y pertenencias personales en lugares designados.
Establecer sistemas de almacenamiento claros y fomentar la responsabilidad de cuidar sus cosas promueve el hábito del orden y con ello se contribuye a cuidar las cosas.
Para mantener la casa ordenada y limpia es necesario seguir una serie de hábitos de manera gradual. Entre ellos destacamos:
- Haz la cama según te levantes.
- Friega los platos después de cada comida.
- Guarda las cosas después de cada uso.
- Da un repaso al baño después de la ducha.
- Recoge la ropa que te quitas cuando llegas a casa.
- Deja limpia la encimera después de cocinar.
Deshazte de las cosas inútiles. Sin darte cuenta vas amontonando objetos, cosas que no hacen más que almacenar polvo y ocupar espacio. ¿Por qué no empezar a deshacerte de lo que no te sea útil?
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