jueves, 17 de octubre de 2024

Un proyecto familiar comunitario que cobra Vida

 

Por Roxana Valdés Isasi

Desde hace 15 años, Natalia Caridad Quintana López lidera el Proyecto Comunitario Familiar Vida, donde vinculan a diferentes grupos etarios y realizan un trabajo constante con las mujeres en la comunidad Altura de la Víbora, Vieja Linda, que pertenece al municipio Habanero de Arroyo Naranjo.

La idea surgió con el objetivo de crear y fortalecer capacidades para mitigar los efectos del cambio climático a través de la Permacultura (filosofía de vida sostenible, que consiste en observar la naturaleza e imitar el funcionamiento de los ecosistemas con el propósito de cubrir las necesidades del presente sin descuidar el peligro en el futuro).

Asimismo, quienes integran el proyecto emplean el Mapa Verde como herramienta esencial para detectar peligros, vulnerabilidades y riesgos de los diferentes espacios y comunidades para trabajar en pos de minimizar los efectos.

LOS INICIOS DE VIDA

Natalia comenta que el Proyecto Vida es como su otro hijo o hija. Alegrías, momentos inolvidables, experiencias únicas y encuentros generacionales marcan un antes y un después en este sueño convertido en realidad.

A ciencia cierta no recuerda quien resumió de tal forma el nombre de Vida que cobra mayor fuerza en la comunidad. Lo que sí reconoce la líder comunitaria que con tan solo mencionarlo se entremezclan ideas, nuevas formas de hacer y crear desde el barrio.

En sus inicios brindó atención a mujeres violentadas. Con la realización de talleres y seminarios explicaron el significado de cultura de paz, de feminidad y masculinidad, así como las posibles vías para solucionar conflictos asociados a violencia tanto física como psicológica.

Natalia explica que para contrarrestar los daños ocasionados a este grupo poblacional decidieron conformar un grupo de mujeres creadoras con el propósito de impartir talleres de manualidades, corte y costura, tejidos, bordados y transmitir los conocimientos a las niñas y los niños.


EL TRABAJO EN LA COMUNIDAD

Con pasión, amor y una dosis de ternura trabajan en la siembra de alimentos sanos, limpios y buenos en diferentes espacios, desde la armonía con la naturaleza.

“En esta actividad llevamos más de 14 años y nos caracteriza el trabajo con niñas, niños, adolescentes y jóvenes en los diferentes círculos de interés y talleres que realizamos de forma práctica”.

La producción de alimentos para los y las integrantes de Vida resulta de vital importancia para el desarrollo sostenible del país, ya que no solo garantiza la seguridad alimentaria de la comunidad, sino que también contribuye a la economía y al bienestar social en un contexto donde las importaciones de alimentos son costosas y a menudo inestables.


Por otra parte, apoyan a los centros docentes de la comunidad en el cumplimiento del tercer perfeccionamiento de la educación, sin descuidar el vínculo con las y los vecinos y la producción de alimentos, como una línea estratégica de la dirección del país.

EL TRABAJO CON LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES

A la Universidad del Adulto Mayor se han incorporado personas de este importante grupo etario. “Las aulas abiertas no solo abarcan la Comunidad Altura de la Víbora, Vieja Linda donde está enmarcado el proyecto, sino que hemos llegado hasta la Güinera, Poey y otros lugares para fomentar la preparación. La mayoría de las personas incorporadas son mujeres”, explica Natalia.

A pesar de encontrarse fuera de la comunidad otra de las aulas se sitúa en un lugar más céntrico que permite la confluencia de mujeres de barrios como Poey, la Víbora, el Moro o la Güinera, repartos del municipio Arroyo Naranjo.

EN CONSTANTE TRANSFORMACIÓN….

Sobre el arte de tejer aprenden varias mujeres, otras perfeccionan sus conocimientos y el resto transmite sus experiencias a las adolescentes y jóvenes de la comunidad.

Una obra de arte colaborativa realizará el Proyecto Comunitario familiar Vida de conjunto con una psicóloga, fotógrafa y estudiante de la Universidad de las Artes para presentar en la bienal de La Habana.

Cada martes realizan el encuentro “Té de vida” donde mujeres creadoras se reúnen para confeccionar manualidades, conversar sobre los conocimientos adquiridos las abuelas y cuestiones que no se atreven a expresar en otros espacios.

En “Té de vida” cortan telas y las trenzan con el objetivo de realizar una espiral de casi dos metros que refleje la historia de la mujer y su lucha contra el patriarcado con grandes arraigos en nuestro país.

“Ha sido una obra sujeta a cambios y de esta propuesta han surgido ideas, en la misma medida que las socializamos, surgen otras nuevas que pueden incorporarse al tejido con una transición de las antepasadas, lo que somos nosotras hoy y lo que aspiramos a que sean las nuevas generaciones de mujeres”

Por la necesidad de realizar cambios en la comunidad que dieran Vida a los pobladores surgió el Proyecto Comunitario Familiar para transformar, dialogar, conversar, realizar manualidades y demostrar el empoderamiento de las mujeres en el capitalino municipio habanero.

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