jueves, 31 de octubre de 2024

Por Cuba y contra el bloqueo

 

Ilustración Ares. Tomada de Juventud Rebelde

Por Marilys Suárez Moreno

Una vez más, desde hace más de tres décadas, el mundo ha votado en la ONU por poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero que sufre Cuba, mientras por otras vías se tejen lazos de solidaridad y amor desde las más variadas trincheras de la movilización internacional. En Cuba, mientras tanto agradecemos.

Una nueva y contundente victoria cubana contra el bloqueo se produjo este miércoles en las Naciones Unidas, donde por trigésima segunda ocasión su Asamblea General en plenario, aprobó el Proyecto de Resolución de Cuba, presentado por el Canciller Bruno Rodríguez Parrilla con pruebas irrefutables sobre lo que representa ese cerco de más de 60 años, cada vez más apretado y recrudecido con medidas, como la de ponernos en una ilegítima lista negra de países patrocinadores del terrorismo, lo que de por sí constituye una grosera violación a los derechos humanos de este pueblo.

La votación unánime de 187 votos a favor con las consabidas votaciones en contra del país patrocinador del aislamiento, Estados Unidos y su seguidor de siempre, Israel y la única abstención de Moldavia, refrenda la voluntad del mundo y su deseo de que se ponga fin al bloqueo económico, financiero y comercial que no solo ha socavado e incidido negativamente en la salud física y psicológica de generaciones de cubanos y cubanas, sino que viola los principios del Derecho Internacional y las propias políticas de la ONU.

Y sí, son las familias las que más sienten su asfixiante dogal. Injusto y genocida, esa medida unilateral contra Cuba en distintas esferas, como la salud, la educación, el deporte, la economía, la cultura y todas las ramas de la vida de un país, sin olvidar su costo en grandes cifras, los que se han hecho sentir en números que datan de horas, días, meses y años y sus múltiples equivalencias para la sociedad y la existencia cotidiana de su gente, con exacerbada crueldad.

Pero como el famoso dinosaurio del mini cuento de Monterroso, el bloqueo sigue ahí, marcando la cotidianidad del pueblo, poniéndonos zancadillas, apretando tuercas, horadando desde dentro y fuera del país en las carencias y dificultades, porque es bien difícil reinventarse como hacemos los cubanos y las cubanas y eso, ya se sabe, provoca disgustos y aviva las inquietudes y preocupaciones de los que sienten el desabastecimiento, la falta de medicamentos, las tensiones en el transporte y otros muchos conflictos que complejizan la cotidianidad. Una política cruel e inhumana, genocida y criminal que, más temprano que tarde, será derrotada por la solidaridad internacional, como la propia ONU demanda.

Todo con el propósito de llevarnos a una encrucijada de incertidumbres y temores, de castigo y de sueños irrealizados, de alejarnos del ansiado progreso que todos deseamos para nuestras vidas y la del país, de esperanzas truncas y desgaste sistemático, porque como dicen los que desde el exterior pagan y aplauden el añoso bloqueo contra Cuba, el fin es uno solo, subvertir el orden social revolucionario, puesto que las consecuencias del genocida asedio condicionan preocupaciones, disgustos e inquietudes.

Solo que la naturaleza inhumana y discriminatoria de ese dogal y de los que lo impusieron y han promovido por décadas, ha dejado al descubierto la fea cara de los que trafican con la muerte en aras de rendirnos por escaseces e infortunio. La votación aplastante de esta semana en las Naciones Unidas, lo demuestra.

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