Por Lianne Garbey Bicet
Cada 12 de octubre, diversos medios de comunicación destacan la conmemoración de un hecho crucial en la historia de la humanidad hace más de 500 años. Esta efeméride es una de las más polémicas en la actualidad, conocida por diferentes nombres según los intereses regionales.
Para muchos pueblos latinoamericanos, se llama "Día de la Raza" o "Día de la Resistencia Indígena". En Estados Unidos, se celebra como Columbus Day o Día de Cristóbal Colón, mientras que en España se le conoce como el Día de la Hispanidad o Día de la Fiesta Nacional. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido un proceso de resignificación que ha transformado nuestra comprensión sobre la llegada del genovés a este continente.
Detrás de estas denominaciones se oculta un evento que marcó el inicio de un proceso de colonización devastador para los pueblos indígenas.
La llegada de los europeos significó el comienzo de un período caracterizado por violencia, explotación y genocidio, dejando huellas profundas en la identidad y la historia de las naciones latinoamericanas.
Muchos indígenas fueron sometidos a trabajos forzados y esclavizados, mientras que sus tierras ancestrales fueron usurpadas, lo que resultó en la pérdida de recursos vitales para su supervivencia.
La colonización implicó además la imposición del idioma y la religión católica, llevando a la eliminación sistemática de lenguas y tradiciones indígenas.
Este legado colonial ha perpetuado un sistema racial que hasta hoy discrimina a las comunidades indígenas, relegándolas en sus propios territorios.
Por ello, no es sorprendente que muchas comunidades rechacen celebrar el 12 de octubre como un día festivo y opten por conmemorarlo como día de la resistencia indígena.
La invisibilidad femenina en las crónicas durante la etapa de conquista y colonización
Al analizar este proceso histórico, es crucial destacar la omisión del papel de las mujeres como agentes importantes.
Las crónicas de indias, escritas por conquistadores y exploradores europeos, ofrecen una perspectiva predominantemente masculina sobre este fenómeno.
En estas narrativas, las mujeres indígenas son frecuentemente invisibilizadas o reducidas a estereotipos simplistas.
A menudo son descritas como objetos de deseo o símbolos de la "nueva tierra", lo que deshumaniza su experiencia y papel.
Esta representación contribuye a perpetuar una visión patriarcal que ignora las complejidades y matices de las vidas femeninas en las culturas indígenas.
Un ejemplo notable es La Malinche, cuya figura fue silenciada por Hernán Cortés en sus "Cartas de Relación". Descrita como amante e intérprete, su identidad fue distorsionada y cosificada. Su existencia solo fue conocida gracias a las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, donde se observa un intento de “blanqueamiento” tanto por su piel como por el nombre que recibió tras su bautizo: doña Marina.
La falta de voces femeninas en estos textos refuerza la idea errónea de que las mujeres no desempeñaron un papel significativo en la resistencia contra la colonización. Sin embargo, muchas tuvieron roles cruciales en la defensa de sus territorios y culturas.
Fray Bartolomé de las Casas fue uno de los pocos intelectuales que denunció las violencias e injusticias cometidas durante los primeros años de colonización.
Su obra "Brevísima relación de la destrucción de las Indias" describe brutalidades como la explotación y violación de mujeres indígenas tratadas como recursos económicos. Las Casas criticó también la imposición cultural y religiosa española y abogó por el reconocimiento del valor cultural amerindio.
La lucha actual por los derechos Indígenas
A pesar del legado opresor del colonialismo, los pueblos originarios han demostrado una gran resiliencia. Mantienen viva sus tradiciones, lenguas y prácticas culturales mientras se organizan para defender sus derechos, cultura y territorios.
Enfrentan desafíos significativos debido a la explotación descontrolada de los recursos naturales, lo que amenaza su supervivencia y modo de vida; además de carecer del reconocimiento legal necesario para garantizar su protección y autonomía.
Al reflexionar sobre el Día de la Raza, es fundamental pensar cómo podemos apoyar las reivindicaciones de los pueblos originarios en el presente. La resistencia indígena es también una defensa de la dignidad, identidad y justicia social que sigue vigente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario