Por Marilys Suárez Moreno
El 20 de octubre de 1868 los cubanos y las cubanas dieron rienda suelta a su patriotismo y en Bayamo, ciudad cuna de nuestra primera gran gesta libertaria, entonaron por primera vez el Himno Nacional. Fue hace 156 años y desde entonces comenzamos a mirar la vida de manera diferente en una patria que, como dice una de las estrofas de nuestro Himno Nacional, nos contempla orgullosa.
Según el sabio cubano Fernando Ortiz, la cultura cubana es un gran ajiaco, pues se nutre de una combinación de América, África y Europa. Considerada escudo y espada de la nación, sus valores culturales y espirituales están incorporados a la identidad nacional. Por eso, cada 20 de Octubre, celebramos la jornada que honra a la Cultura Cubana y la Fiesta de la Nacionalidad.
Solo habían transcurrido 10 días del levantamiento del 10 de octubre de 1868, cuando las bisoñas tropas del Padre de la Patria cubana, Carlos Manuel de Céspedes y las fuerzas mambisas que le acompañaban, tomaron la ciudad de Bayamo, hoy capital provincial de la provincia Granma y asiento entonces de una fuerte guarnición española.
El Himno llamando al combate a los bayameses, fue el inicio de una lucha ardua que Cuba hizo suya y en el que el sentir de cubanía devino aspiración de justicia y libertad, sedimentando en las cubanas y los cubanos el concepto de ciudadanía y nacionalidad, mientras los bayameses recorrían su ciudad tarareando la marcha que llamaba a la guerra, salido de la pluma patriótica de Perucho Figueredo e instrumentado semanas antes por el entonces maestro y director de la orquesta de Bayamo, Manuel Cedeño.
El recorrido por las calles insurrectas de la hoy Ciudad Monumento, tuvo como abanderada de la División Mambisa, a una jovencita de apenas 16 años, Candelaria Figueredo Vázquez, Canducha, hija del autor de aquel Himno, quien asumió la petición de su padre con responsabilidad y feliz de representar a las mujeres cubanas en aquella hora decisiva de la patria. De esa madre nutricia y raigal, surgimos.
Y no, no es casualidad que en Cuba nacionalidad y cultura celebren juntas, ni que las ideas crecieran tanto en los fragores de la guerra, compartiendo luchas, hazañas, victorias, ilustración, porque como nos enseñó Martí Ser cultos es el único modo de ser libres.
En ese escenario abarcador de un acervo que rinde honor a los fundadores, el Himno devenido nacional fue diana inspiradora para la lucha y la dignidad. Razones que llevaron a los mismos compatriotas que pidieron a Perucho la letra de nuestro Himno, decidieran días después quemar su ciudad antes que verla nuevamente esclava.
De ese batallar arduo que Cuba hizo suya y en la que la voluntad de sentir nuestra identidad devino aspiración de libertad e independencia, nacimos y nos forjamos como nación libre, independiente y soberana.
Reflejo de los valores espirituales, culturales y artísticos creados a partir de la guerra de Yara y fuente nutricia de una cubanía raigal en la que las ideas de cultura y nación son inherentes a nuestra identidad, sedimentándola.
La Jornada por la Cultura Nacional nos acerca a una fecha tributaria y enaltecedora de nuestra historia, porque de esa fragua irreductible puesta a prueba a lo largo del tiempo, germinó, más avanzado y radical, el pensamiento cívico y patriótico que hoy nos une y engrandece. Así nacimos y fuimos, así somos y seremos.
Y como cada 20 de Octubre. La Ciudad Monumento se reencuentra con una de sus más hermosas tradiciones, aquella que nació hace 156 años, cuando se escuchó por primera vez el Himno patrio. Fecha que tras el triunfo de la Revolución fue instituida como Día de la Cultura Cubana, como símbolo de una nacionalidad que es escudo y espada de la nación cubana.
A la Cuna de la Revolución, pues, le corresponde celebrar cada año la tradicional Fiesta de la cubanía en la Plaza del Himno y en medio de los valores que nos arrullaron.
Un cúmulo de actividades propicias y el habitual recorrido desde la casa del Padre fundador hasta la sede del evento Crisol de la Nacionalidad, forman parte de las actividades programadas. Marco idóneo para acercarnos a las múltiples riquezas históricas y patrimoniales que atesora Bayamo, la capital provincial de la provincia Granma y que tiene en Espejo de paciencia, escrito en 1600, la muestra literaria más antigua de Cuba.
De hecho, por unos días, el arte regirá plazas, museos, galerías, parques e instituciones culturales allí y en toda Cuba y será marco propicio para los homenajes que rigen cada año, como el que se dedica esta vez al eximio novelista Alejo Carpentier en el 120 aniversario de su natalicio.
Fiesta multiplicada de un confín a otro del país con la confluencia de artistas y agrupaciones musicales, danzarías, teatrales, literarias y de las artes plásticas, eventos teóricos, proyectos comunitarios y artísticos-culturales, muestras de cine y exposiciones en un contexto abarcador y único, en el que están en juego los valores que nos guiaron, formaron y que nos hicieron crecer patriótica y humanísticamente, alentados por el fuego patrio de la ciudad que prefirió arder antes de rendirse.
Así vemos la Cultura, como Escudo y Espada de la nación que tiene en el trinomio Patria, Cultura e Identidad nuestra razón de ser desde aquel 20 de Octubre en que nos descubrimos dignos y orgullosos de nuestra herencia insurrecta, intelectual y nacionalista.
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