Margarita y Odalis, ejemplos de amor y comprensión para niñas, niños y adolescentes sin amparo familiar

 

Fotos. De la autora y tomadas de Facebook

Yamylé Fernández Rodríguez

Margarita Díaz Díaz y Odalis Betancourt Blanco podrían llevar en sus pechos un emblema, porque su actuar diario lleno de amor y comprensión sirve de ejemplo en la dirección de los hogares para niñas, niños y adolescentes sin amparo familiar Plaza de La Habana y La Zambrana, en la ciudad de Camagüey.

En el caso de Margarita es la orientadora de un grupo integrado por seis niñas y cinco varones, los cuales tienen entre nueve y 18 años de edad y hoy se encuentran en la institución por diferentes y tristes razones.

“El próximo 22 de noviembre cumpliré nueve años de ser directora del hogar Plaza de La Habana y realmente, ha sido una experiencia maravillosa. Yo soy la mami de todos estos niños y así me llaman en todas partes, hasta en la calle luego de que terminan su estancia en la institución”, comenta Margarita, quien acumula 32 años en el sector educacional.

“Tengo una sola hija, a la que he educado lo mejor posible, y ese ejemplo de ser madre es el que sigo con mis niños, porque así los veo, como míos, y cuando hay algo mal dicho o mal hecho, me siento con ellos y les hablo.

“Se trata de niños y adolescentes que llegan muy frágiles emocionalmente y, por tanto, requieren de mucho amor y comprensión”.

Ese mismo cariño lo recibió uno de los adolescentes acogidos en el hogar, quien tras un accidente terminó hospitalizado por varios meses y siempre pudo contar con la compañía y el apoyo, tanto de Margarita como de los demás trabajadores del centro.

Llega el turno de Odalis Betancourt Blanco, la directora del hogar para niños sin amparo familiar La Zambrana, también en la capital agramontina, y la máxima responsable de velar por cinco niñas y cuatro varones, cuyas edades oscilan entre los 14 y 17 años.

Con 29 años de labor en la educación especial, Odalis siente pasión por la labor que desempeña y al igual que Margarita, pasa la mayor parte de su tiempo en la institución, pendiente de cada detalle.

“Tengo una hija de 28 años de edad que presenta una discapacidad intelectual leve; por eso me sensibilicé para trabajar en la educación especial. Aquí, casualmente, uno de los niños tiene una discapacidad intelectual de grado moderado agravado; se le da seguimiento por la psicopedagoga de la escuela y quincenalmente la psiquiatra va a verlo al hogar.

“Otra niña es dependiente de la insulina debido a la deabetes, y siempre estoy al tanto de sus medicamentos, las consultas médicas, de su alimentación, de si le salió un grano, de que haga reposo y tenga todo limpio…

“La responsabilidad que asumimos es muy alta, porque va más allá de lo administrativo. Yo misma llego tempranito todos los días y me voy a las once y pico o a las doce de la noche, porque me gusta dejarlos dormidos y darles vueltas para chequear que todo esté bien.

“A mí me gusta estar con ellos. Es mami por aquí, mami por allá, y yo me siento feliz, lo digo con toda honestidad”.

También a Odalis le ha tocado organizar cumpleaños, como la fiesta por los 15 años de Víctor Reinaldo Martínez Rodríguez, uno de los niños huérfanos que reside en el hogar, quien vivió un momento inolvidable gracias al apoyo de varias entidades.

“Dentro de poco serán los 15 de las mellizas y desde ahora lo estoy anunciando para realizar otra celebración bien linda”, agrega la educadora con emoción.

Pese a las dificultades económicas actuales en cada uno de estos hogares camagüeyanos para niños, niñas y adolescentes sin amparo familiar, se asegura una alimentación adecuada, el avituallamiento, los productos de aseo y todo lo necesario desde el punto de vista material.

Además, en temporadas como el verano y las semanas de receso escolar, se les organizan amplios planes recreativos.

De igual manera existe un equipo de trabajo integrado por trabajadores sociales, personal de servicio y administrativo que, junto a los docentes de las escuelas donde estos niños estudian, velan por el correcto desarrollo psicosocial.

Lo más importante es que cada uno de ellos sabe que para lo que necesiten pueden contar con el apoyo de Margarita y Odalis.