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El fondo
exterior de las cazuelas y los jarros no se mancha ni ennegrece si antes de
usarlos se les pasa una ligera capa de jabón.
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Si tus
gavetas se traban, correrán con facilidad si les untas un poco de jabón en las
correderas laterales. Prueba y verás.
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Si quieres
tener una esponja o estropajo siempre enjabonado, hazle un corte en el centro,
tipo ojal, y le introduces pequeñas astillas. Ayuda mucho para fregar.
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Los tornillos
oxidados o simplemente difíciles de colocar se deslizan con suavidad si antes
les embarras un poco de jabón, desde las puntas hasta el final de las roscas.
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Si vas a usar
un serrucho, para que la operación sea más fácil, pásale jabón por todos los
dientes.
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El jabón lo
puedes aprovechar hasta el máximo. Recoge todas las astillas que van quedando y
rállalas o muélelas con una cuchilla fina. Este polvo resulta ideal para las jabonaduras de la ropa blanca.
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Otro recurso:
coloca las astillitas en un frasco con un poquito de agua y así preparas un
jabón líquido, ideal para desaparecer las rozaduras en cuellos y mangas durante
el lavado de las ropas.
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Hacer
bolsitas aromáticas o ambientador casero.
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Convertirlo
en crema de afeitar.
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