martes, 13 de agosto de 2024

Proa a la Historia

 



Este 13 de agosto celebramos el 98 cumpleaños de nuestro inolvidable Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. Nuestra Página ha querido honrarlo destacando, una vez más, su liderazgo en todos los frentes de combate...


Por Marilys Suarez Moreno

En los 59 días que transcurrieron desde la partida del Granma el 25 de noviembre de 1956, desde Tuxpan hasta el combate de Llanos del Infierno, el 22 de enero de 1957, la acción y el pensamiento de Fidel refrendaron su rol como Comandante en Jefe en la lucha que se reiniciaba.

Muchos de sus compañeros recordaban que cuando el yate surcaba las aguas en travesía rumbo a Cuba, Fidel no descansó un momento. Informaba sobre la estructura de la tropa para cuando desembarcaran en tierra cubana, entregaba las armas a los combatientes, ajustaba las miras de los fusiles en un improvisado campo de tiro en la banda de babor del yate y se preocupaba por el más mínimo detalle que pudiera influir en el éxito del desembarco. Consideraba que no podía ocurrir otro Moncada.

Había prometido al pueblo de Cuba: ”En 1956 seremos libres o seremos o mártires”. Y aquí estaba, al frente de un aguerrido grupo de valientes, desembarcando por Las Coloradas. Cumplía así su compromiso con la historia.

Los que con él se enfrascaron en esa aventura revolucionaria, estaban igualmente convencidos de la justeza de la causa y del ideal por el cual emprendían de nuevo la lucha iniciada en el Moncada. Raúl, Almeida, el Che, Juan Manuel Márquez, Antonio López, Faustino Pérez, Félix Elmuza, Ramiro Valdés, Norberto Collado, entre otros. Hombres comprometidos con la patria fueron los que llegaron finalmente a tierra firme. El rigor y la adversidad conformaron la recepción al naciente Ejército Rebelde.

Despúes de las penurias del desembarco o del naufragio, como lo definió el Che, las jornadas de marcha, la extenuación de los hombres se impusieron a la seguridad y mucho de ellos resultaron sorprendidos y asesinados.

Tras la dispersión de Alegría de Pio, todos tomaron rumbos diferentes que habrían de depararles distintas suertes. Los días que siguieron que iban como a la deriva. Pero el liderazgo político y militar de Fidel, su presencia y entusiasmo, condujeron finalmente a la victoria.

El martes 18 de diciembre, corriendo aun el año 1956, amaneció tranquilo para el pequeño grupo de Fidel reunido en Cinco Palmas, Purial de Vicana. A media mañana éste supo por un trabajador de la finca de Mongo Pérez (el campesino que los había acogido), que Raúl estaba vivo. Y aunque no cabía en sí de la impaciencia, esperó a la noche para traer al grupo. Al filo de la medianoche los dos hermanos se abrazaron emocionados, y se produjo el diálogo histórico: “¿Cuántos fusiles traes? -pregunta Fidel a Raúl-“Cinco”. “¡Y dos que tengo yo, siete! ¡Ahora sí ganamos la guerra!” Frase premonitoria en la vida de ambos lideres revolucionarios.

Una semana después del reencuentro en Cinco Palmas, los integrantes de la pequeña tropa rebelde suscribieron una carta en la que patentizaron su profundo reconocimiento al campesino Mongo Pérez y su familia, quienes les habían ayudado a reagruparse y los pusieron en contacto con el Movimiento en el resto del país. En esa carta quedó constancia de la determinación que movía a Fidel y a sus hombres a seguir “luchando hasta vencer o morir”.

El martes 25 de diciembre, la pequeña columna al mando de Fidel, compuesta en ese momento por 18 combatientes, emprendió el camino hacia la Sierra Maestra. Según registró el Che en sus anotaciones, ese mismo día (26), Fidel organizó la pequeña tropa.

Como escribió en la revista Verde Olivo, el coronel ® Eugenio Suárez Perez, ya para esa fecha en la mente de Fidel se movía la idea de llevar a cabo alguna acción ofensiva contra el ejercito que testimoniara la sobrevivencia y pujanza de la guerrilla. Madurada la idea y los planes de ataque, 44 días después de la dispersión de Alegría de Pío, los expedicionarios sobrevivientes y unos pocos que se incorporaron al grupo, infligieron al régimen la primera victoria de las armas rebeldes en el cuartel de La Plata.

Según sus cálculos, el enemigo iría en busca del grupo rebelde y preparó una emboscada netamente guerrillera con el objetivo de dar a conocer su presencia y capturar algunos soldados y armas. Como previó, los guardias empezaron a ascender a Llanos del Infierno. Amaneciendo el 22 de enero, comenzó el combate que concluyó con la segunda victoria del Ejército Rebelde. “Emboscada brillantemente concebida y dirigida por Fidel, según Suarez Pérez.

En lo adelante, el pensamiento táctico y estratégico del líder de la Revolución cubana, su liderazgo político, no tuvo límites.

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