Por Aime Sosa Pompa
Mujeres y África son dos pilares que sostienen la sección Enfoques en el más reciente número de la revista Temas-117 (enero-marzo 2024). Tres territorios --Kenia, Uganda y Túnez-- aparecen aquí, ya no en los extremos de un continente, sino enlazados por reseñas de vidas y sucesos históricos donde las mujeres son las máximas protagonistas. Una lectura de estos artículos, también escritos por mujeres, es una puerta abierta a una biblioteca llena de información que no puede estar cerrada. El artículo que presenta a la primera africana en recibir el Premio Nobel de la Paz es de gran aprendizaje.
Wangari Muta
Maathai (1940-2011), llamada Woman Tree o Mujer Árbol, fue una legendaria
lideresa de la lucha medioambiental; como bien la presenta Tabitha Kanogo,
profesora de la Universidad de California y autora de una de sus biografías.
Wangari siempre estuvo en constante pugna de ideas y acciones contra la
corrupción y la apropiación de tierras para disfrute individual o autocrático
en su país natal, Kenia, al extremo de ser atacada hasta sangrar en una de las
manifestaciones. En ese momento dijo: «Si vamos a verter sangre por causa de
nuestra tierra, es algo a lo que estamos acostumbrados. Nuestros antepasados
también lo hicieron. Nosotros haremos lo mismo. Esta es mi sangre».
Su filosofía
fue poderosa porque se cimentó en las personas de a pie, que se unieron como
las raíces de los millones de árboles que sembraron durante años, gracias al
Green Belt Movement (GBM) o Movimiento Cinturón Verde, que denunciaba la
deforestación y convocaba a millones. Wangari entendía que, para poder
alimentar a las familias, era necesario alimentar el suelo para sanarlo. Las
mujeres lideraron ese empeño y después miles de personas, de todas las edades y
género, se convirtieron en sembradoras de árboles de toda Kenia, fueron cuidadoras de
semillas, abonaron viveros y estuvieron al lado de esta increíble mujer, como
silvicultores sin diplomas.
Ella, que
también fue la primera doctora en Biología en África Oriental y Central y la
primera Jefa de Departamento y Profesora asociada en la Universidad de Nairobi;
quiso salvar las tierras y los parques públicos para los niños, las personas
comunes y las futuras generaciones. Hoy, no solo en Kenia, sino en todo el
planeta, sus palabras ante el impacto que sufre el entorno ambiental son
proféticas: «También están los millones de kenianos del mañana, nuestros
nietos, tataranietos quienes nos maldecirán o se sentirán profundamente
avergonzados ante la falta de previsión, ante la magnitud de la codicia, y ante
la arrogancia de quienes
promueven la destrucción
y la quieren tildar de desarrollo».
Tabitha Kanogo
repasa parte de su vida y ayuda a comprender hasta qué punto Wangari fue una
activista no solo ecologista, también fue una política feminista sin descanso.
Le llamaban, como a sus acompañantes, mujer divorciada y atolondrada; pero
juntas y sin descanso ganaron muchas batallas, una de ellas desafiante, con sus
pechos desnudos, siguiendo el ritual guturama. Maathai, la mujer a la que su ex
esposo la consideró «demasiado educada, muy fuerte, muy exitosa, demasiado
tozuda y muy difícil de controlar», levantó su voz para dar un grito lejano en
su tiempo y así defender la equidad de género.
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