Tomada de Cubaperiodistas
Por Zaida Fabars Abreu
“Una muy buena persona, buena cubana y buena guantanamera, una excelente amiga y hermana, una revolucionaria cabal”, así definió el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez a Arleen Rodríguez Derivet, consagrada periodista cubana que recibió el Premio Nacional José Martí por la obra de la vida.
La ceremonia de entrega tuvo lugar en el Memorial José Martí, donde también fue reconocida la periodista Angélica Arce Montero, ganadora del Premio Juan Gualberto Gómez en la categoría de Hipermedia.
Alegre, sencilla y atrevida, así es Rodríguez Derivet. Defiende a su país como la niña de sus ojos, porque así lo aprendió, porque a Martí siempre vuelve cuando le falta inspiración: “es el intelectual que más profundamente caló en mis sentimientos”.
La Universidad de Oriente acobijó a esa eterna amante del periodismo, esa Casa de altos Estudios también fue su hogar, el lugar que la vio partir para transitar el desafiante camino del periodismo. Sin medias tintas, llegó a Juventud Rebelde y allí su amor por la profesión creció más, porque cuando se ama lo que se hace no existen barreras que te impidan crecer como persona y como profesional.
En el desempeño de su labor, siempre la acompañan la responsabilidad y el compromiso con que asume el periodismo, ese periodismo revolucionario del que no se despega. Sus banderas: la justicia, el sentido de la verdad, su condición de mujer y la ciudad que la vio nacer.
Aguda, precisa, certera, ha protagonizado espacios informativos como Haciendo radio, la Mesa Redonda y Cubadebate. Arleen aún sigue soñando, creando, trabajando. “Asumo responsablemente el riesgo de echar la pelea por la verdad con la misma pasión con la que critico y confronto todo lo que me resulta incompatible con la justicia social, que es santo y seña de la Revolución que yo aprendí a amar y defender”.
Arleen tiene mucho para contar, en ella conviven la sabiduría y la experiencia. Sus ganas de hacer que el periodismo se parezca más a la Cuba de hoy no cesan. Ya suman 42 años de vida profesional y ella asume cada día la tarea de enseñar, guiar y educar porque, como diría nuestro apóstol José Martí, toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado, no encarnizarlos con un larde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles.
A Arleen Rodríguez Derivet las gracias por hacer del periodismo una de las profesiones más bellas, por creer en el mejoramiento humano y por su sensibilidad a prueba de todo.
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