Del equipo que suma, del que construye y aporta cada día un poco más a la justicia social, prefiere ser Carema Sarabia Águila, integrante más joven de la delegación que representará a Matanzas en el XI Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
Como estudiante de Medicina de sexto año de la Universidad de Ciencias Médicas del territorio yumurino (UCMM) prefiere definirse, aunque a sus 23 años ya acumula una destacada trayectoria dentro de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), organización en la que desde hace un año ocupa la responsabilidad de secretaria nacional de docencia e investigación.
El arte de sanar afirmó apasionarla desde los primeros años de la carrera, y decidirse por la especialidad de Hematología resultó difícil frente a un universo que la cautivó en cada una de sus aristas y en el que hoy ansía crecer y titularse como Doctora en Ciencias.
Humanismo y entrega son dos cualidades que caracterizan la labor de los profesionales de batas blancas y que con su quehacer como miembro del equipo ligero de respuesta rápida de la Cruz Roja Cubana, Carema extiende para desde funciones diferentes contribuir a una misma misión: ayudar y hacer el bien a las personas.
“Cuando estudiaba en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Carlos Marx, de la propia provincia, me inserté a la sociedad científica de Derecho Internacional Humanitario, una actividad muy relacionada a la Cruz Roja. Allí comencé mis acciones como voluntaria, con donativos tras el paso del huracán Irma, y trabajos comunitarios en el Hogar de ancianos y el Hogar de niños sin amparo familiar locales”.
A los 17 años empezó los entrenamientos para formar parte del grupo especializado en operaciones y socorro, y luego de recibir la preparación necesaria asistió a varios rescates de lo que certificó como lo más difícil el trabajo con la familia ante contextos de tragedia.
De las experiencias tras el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas en agosto de 2022 prefiere no hablar; la angustia, la tristeza y el miedo que invaden sus memorias de aquellas jornadas le causan más dolor que las cicatrices que el fuego dejó en sus manos como recordatorio de una vivencia que considera imposible describir.
“Significó muchísimo, nunca había estado en una situación como esa en la que tienes que correr para salvar tu vida; pero, por otra parte, ves que está peligrando la de los demás y después llegar al hospital y observar tantas personas quemadas, quejándose y sufriendo, ese caos resulta complejo de explicar."
Sarabia Águila desde hace nueve años asume con notable orgullo diversas tareas dentro de la FMC, una organización que cuando apenas era una adolescente le regaló uno de los momentos que atesora con sumo cariño en sus recuerdos: recibir el carné que la acreditaba como federada.
“Me alegré muchísimo, era el primer carné que recibía y sentí una satisfacción inmensa, quizás influyó que cuando era niña la señora que me cuidaba, debido al trabajo de mis padres, también trabajaba en función de la FMC."
La mujer –opinó-; a lo largo de la historia de Cuba mantiene un papel protagónico en la defensa de la identidad nacional, resaltan Mariana Grajales, Celia Sánchez, Vilma Espín, y corresponde a las nuevas generaciones de cubanas mantener vivo ese legado.
Aprovechar aún más la fortaleza que posee la FMC, valorarla y unirla más, resulta uno de los principales retos frente al complejo escenario actual para aportar al país más soluciones en aras de alcanzar el bienestar de la sociedad, comentó.
Los jóvenes somos una pequeña parte del gran proyecto de la Revolución, y aunque tenemos elementos perfectibles, aunque falta mucho camino en nuestro ideal de país, yo quiero ser de los que no se sienta a criticar, afirma.
Prefiero ser de la tropa que obra desde cualquier trinchera, desde un consultorio, desde un policlínico, desde un aula -precisa Carema-, y que se entrega por completo al desarrollo de la nación. (Laura González Trujullo, ACN)
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