Fotos: Tomadas de la cuenta de Facebook de Habana Clásica
Por Lianne Garbey Bicet
La quinta edición del festival Habana Clásica ha sido un mosaico sonoro de resonancias globales y locales, donde la Orquesta de Cámara de La Habana brilló con luz propia. En el ambiente sacro y acústicamente rico de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, la orquesta se presentó con una serie de obras que trascendieron el tiempo y las fronteras.
La noche del jueves 23 de noviembre se tiñó de tonos clásicos con la interpretación del Concierto No. 4 de Brandeburgo de Johann Sebastian Bach, una pieza que dialoga con el pasado, resonando en el espacio barroco de la basílica. La combinación de flautas y violín, interpretada magistralmente por Jacques Zoon, Jona Venturi y Lissy Abreu, tejía una textura musical donde cada nota parecía flotar entre las columnas y arcos del templo.
El sábado 25, la orquesta emprendió un viaje musical aún más diverso. El Concierto para Piccolo, Cuerdas y Bajo en Do Mayor de Vivaldi, con Jona Venturi, brilló con su virtuosismo y ligereza, mientras que las piezas de Grégoire Maret, con su fusión de jazz y armónica, rompieron los moldes clásicos y llenaron el aire con melodías contemporáneas que se mezclaban con los ecos de la arquitectura antigua.
Durante el festival, la orquesta acompañó a nueve solistas y ofreció un espectáculo musical enriquecedor y diverso. Cada obra presentada no sólo fue un despliegue de habilidad técnica, sino también un acto de narración musical, donde los solistas y la orquesta comunicaban historias a través de sus instrumentos. La obra de estreno en Cuba de Paul Desenne, interpretada por Jacques Zoon y su esposa Iseut Chuat, se convirtió en un emotivo homenaje lleno de nostalgia y belleza.
Daiana García, directora de la orquesta, en exclusiva para la revista Mujeres, destacó que el éxito alcanzado en estas presentaciones fue posible gracias a la coordinación y el compromiso que asumieron para abordar un programa tan extenso y variado. “La orquesta tuvo una preparación intensa todo el mes de octubre y comienzos de noviembre, una preparación muy fuerte para leer toda esa cantidad de programas, asimilarlos, asimilar los cambios estilísticos tan marcados de una obra a la siguiente”, comentó.
Según expresó la destacada artista, esto supuso un desafío muy grande no sólo para ella como directora, sino también para los integrantes de la agrupación. “Cuando cada solista te pide, le pide algo a la orquesta muy específico de su versión, de su visión, de su propuesta desde lo que entiende de la obra; el músico de la orquesta tiene que estar muy bien preparado para poder cambiar de un momento a otro, ya sea la concepción que tenían o que teníamos, o bien determinados recursos técnicos que están en función de lo que pide el solista.
“Al final, pienso que logramos resultados artísticos acordes a lo que ellos requerían y esto lo logramos en apenas uno o dos ensayos. Por eso digo que, simplemente, fue un gran reto", enfatizó García.
La quinta edición del festival Habana Clásica no ha sido sólo una celebración de la música clásica, sino también una confluencia de culturas y épocas. La Orquesta de Cámara de La Habana, fundadora del evento desde su inicio en 2017, ha sido una figura central en su evolución. A través de sus interpretaciones magistrales y su habilidad para fusionar estilos y géneros, ha demostrado ser no solo un ensamble de talento excepcional, sino también un embajador cultural de La Habana.
Este año, el festival se ha elevado tejiendo un tapiz sonoro que habla tanto a la tradición como a la innovación, y ha demostrado que la música, en su forma más pura y emotiva, tiene el poder de trascender fronteras y unir a las personas. Con las últimas notas resonando en los corazones de los espectadores, el festival Habana Clásica avanza hacia sus últimas jornadas y deja una promesa de futuras sinfonías de armonía y belleza cultural en los años venideros.
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