La ciudad de Gaza es la principal y más poblada urbe de esa franja del mismo nombre y forma parte del Estado de Palestina. Hoy, nuevamente, los ojos del mundo están puestos en ella. Foto: EFE
Por Marilys Suárez Moreno
Más de 420 menores de edad mueren o son heridos cada día en Gaza, bombardeada y atacada por el ejército israelí en lo que han denominado una “incursión selectiva”.
Y ciertamente parece serlo, pues niñas, niños, adolescentes y mujeres son las víctimas más propicias de la agresión sionista a la Franja de Gaza, que ya casi llega al mes de haberse convertido en blanco directo de la vesania criminal israelí, según datos de las diferentes agencias de las Naciones Unidas.
Hasta el pasado día tres, por ejemplo, más de 1.320 mujeres y 3.760 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas directas de la escalada de violencia israelí. Cifra que representa el 67 por ciento del total de fallecidos.
La información la aportó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Socorro Rojo para los Refugiados de Palestina en el Oriente próximo y otras organizaciones afiliadas al máximo organismo mundial, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia para la Salud Sexual y Reproductiva.
Esta última fuente, por ejemplo, denunció que en la actualidad hay unas 50.000 mujeres embarazadas en Gaza, con probabilidades de que más del 15 por ciento de ellas experimenten complicaciones con el embarazo o el parto y requieran atención adicional especializada.
La denuncia de las entidades afiliadas a la ONU expresa que los bombardeos de las últimas semanas a instalaciones de salud han provocado el colapso y destrucción de muchas de estas, así como de los suministros de agua y electricidad y la restricción de alimentos y medicamentos, lo que daña gravemente los servicios sanitarios, en especial los materno, neonatal e infantil.
De más está decir que, con los centros de atención primaria también destruidos, muchas de esas mujeres tendrán que dar a luz en refugios, las calles o donde se encuentren. Lugares por demás desbordados de escombros. Por si fuera poco, el costo psicológico del conflicto también tiene consecuencias directas en la salud reproductiva, incluida el incremento de los abortos espontáneos y los nacimientos prematuros inducidos por el estrés.
La vida de las madres y de la mayoría de los recién nacidos pende de un hilo si también colapsan los poquísimos hospitales que se mantienen en pie, sin agua ni combustible para operar malamente, pues de ellos dependen unos 130 bebés prematuros que requieren de servicios neonatales y de cuidados intensivos para su supervivencia.
Como se sabe, en las últimas horas Israel incrementó los bombardeos a la Franja de Gaza, donde más de la mitad de sus 2, 7 millones de habitantes han tenido que desplazarse hacia zonas más seguras a causa de la guerra.
Lo visto en casi un mes de escalada bélica israelí a los palestinos residentes en Cisjordania y Gaza, particularmente, desborda el horror y la barbarie y lacera la conciencia de la humanidad, cuyos ojos están puestos en Gaza.
Lo que sucede en esa ciudad palestina es un genocidio y demanda la ayuda urgente, inmediata y expedita a ese sufrido pueblo y el cese del conflicto que la ha convertido en blanco perfecto del odio sionista.
No hay términos medios. Gaza está bajo un completo y total bloqueo, sin que se le permita la entrada de asistencia humanitaria: alimentos, agua, medicinas, combustible, pues se restringe la capacidad de las Naciones Unidas de distribuir y, además, porque tampoco hay un paso humanitario seguro para ese envío solidario. Por lo tanto, la población ya no sabe cómo huir y a dónde ir.
Ciertamente, hay mucho de qué alarmarse. La denuncia de estas agencias especializadas de las Naciones Unidas es más que un llamado a hacer y obrar por su propio Consejo de Seguridad a las partes involucradas en el conflicto israelí-palestino y al mundo entero, para que su accionar se manifieste de todas las maneras posibles.
Hoy y ahora mismo, Palestina necesita de la solidaridad de todo el mundo y de cuanta ayuda humanitaria requiera para la existencia de su gente. Más que prender más las ya encendidas alarmas e imputaciones del crimen colectivo, Gaza demanda solidaridad, apoyo total, suministros para su subsistencia y la solución decisiva y duradera de la paz a que tiene derecho.
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