lunes, 30 de octubre de 2023

Olga Avelina, inspiración para la vida

 



Texto y foto: Lubia Ulloa Trujillo Especial de la ACN para Mujeres

Pareciera que el cuento “Francisca y la muerte”, del escritor cubano Onelio Jorge Cardoso, estuviera basado en la vida de Olga Avelina Suárez Echemendía, quien vive y aprovecha cada minuto de su existencia sin importar cuándo llegue la visita definitiva de la Parca.

Y es que esta mujer, natural del municipio de Florencia, en Ciego de Ávila, es un claro ejemplo de lo que representa la vida, pues a sus casi 74 años no le da tiempo al aburrimiento, a la aparición de enfermedades y mucho menos a pensar que dejará de existir.

Estoy segura de que, como en la historia de “El cuentero mayor”, la muerte tendrá que llenarse de paciencia el día que quiera venir a buscarla: ella se la pondrá muy difícil.

El tiempo que le dedico a mi hija y a mi nieto es sagrado, ambos son mi razón de ser; también a mis hermanos, pues, además de estar criados con mucho amor por la familia, soy la mayor de los ocho y cuando alguno me necesita estoy en la primera fila. Pero pasarme los días encerrada en la casa, viendo novelas por una memoria flash o lamentándome de los años no está en mis planes, dice con propiedad.

Cada segundo en esta tierra cuenta, hay que aprovecharlos para uno y también en función de quienes nos rodean, eso es darle valía a nuestra existencia, comenta esta avileña que en 2008 se jubiló, pero bastó un año en casa para reincorporarse al trabajo.

El dinero siempre hace falta y mucho más en estos tiempos, eso es innegable. Pero a esta Francisca, al igual que a la del cuento, a pesar de ser mayor, la mueve la felicidad de ofrecerse a los demás.

Ella es técnica en Contabilidad y Finanzas y todo lo que sabe de esta profesión y de capital humano lo enseña a quienes se incorporan en la Oficina de Economía y Administración, en la sede provincial de la Federación de Mujeres Cubana (FMC), donde lleva más de cuatro décadas.

Los conocimientos no son patrimonio de nadie, motivo para que otros aprendan lo que sé y me da la posibilidad de contagiar con mi eterna “juventud” a quienes pasan más de ocho horas diarias conmigo, porque mis compañeras y compañeros de trabajo son también mi familia, comenta Olga, quien se desempeñó desde 1979 hasta 1989 como secretaria de la organización femenina en su natal Florencia.

“Estoy entera, no me duele nada”, suele decir a cada rato en su colectivo, como advertencia de que con ella hay que contar para cualquier tarea, incluso un trabajo voluntario.

Sobre la FMC, que el 23 de agosto último cumplió 63 años de creada, considera que ha dignificado a todas las cubanas, pues su accionar está en función de la igualdad y la emancipación, en exigir el verdadero lugar que les corresponde en la sociedad.

Soy una convencida de que la mente y los músculos deben ejercitarse, porque si no se atrofian, y la felicidad repartida se disfruta más, manifiesta la avileña, que el 14 de agosto recibió en La Habana la Orden Ana Betancourt, que otorga el Consejo de Estado a propuesta de la FMC.

El amor a la vida, la generosidad y el esfuerzo de Olga bien pudieran haber sido motivos de inspiración para escribir el cuento de Francisca y la muerte, pero saberla parte de la realidad de los avileños se disfruta mejor.

Ella, como humana al fin, dejará de existir un día; mas, a no dudarlo, a la tenebrosa figura de la guadaña le costará trabajo atraparla. (ACN)

1 comentario:

  1. Muchas Felicidades,qué bueno contar con personas cómo ella,,

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