Te invitamos a conocerte, contar un tiempo para mimarte, realizar prácticas beneficiosas para la salud —comer de manera sana, dormir lo suficiente, realizar ejercicios físicos, tener higiene personal y del sueño.
Por Gabriela Orihuela
Hablar de los cuidados parece ser tema trillado y muy conocido, pero jamás ha dejado de ser imprescindible.
Para definir el autocuidado es interesante aludir a la Teoría del autocuidado de Dorothea Orem, enfermera estadounidense destacada en este tema, quien en 1994 lo definió como «una actividad aprendida, dirigida hacia nosotros mismos o hacia los demás, con el fin de conseguir un bienestar».
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), llamamos autocuidado a «la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud, prevenir las enfermedades, mantener la salud y hacer frente a las enfermedades y discapacidades, con o sin el apoyo de un profesional de la salud».
La OMS también planteó, en un informe de 2015, que el autocuidado responsable «permite prevenir los casos de infartos y de diabetes tipo 2 en un 75%, así como reducir los casos de cáncer en 40%».
Ada Alfonso Rodríguez, psiquiatra del Centro Nacional de Salud Sexual, expuso en el libro “Violencia contra las mujeres”, publicado en 2015, que el autocuidado «puede ser entendido como un tiempo para “sí”, el espacio tiempo que nos permite recuperar las energías perdidas y/o disipar las tensiones acumuladas durante el ejercicio de las actividades cotidianas».
Conocerse, contar un tiempo para mimarse, realizar prácticas beneficiosas a la salud —comer de manera sana, dormir lo suficiente, realizar ejercicios físicos, tener higiene personal y del sueño, poseer tiempo de ocio y esparcimiento, entre otras acciones—, así como velar por la salud mental y emocional, son pasos que no debemos saltar y que demuestran la importancia que le concedemos a nuestro cuidado.
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