Por Dayessi García Sosa, Especial de la ACN para Mujeres
Lactar es amar y en esa frase va la vida. Saber que el futuro del regalo más preciado que reciben las madres está en sus manos, las convierte en principales responsables de garantizar los componentes suficientes para que los bebés crezcan sanos y salvos.
El agarre de sus pequeñas manitos a su dedo, la mirada constante, la cercanía en su pecho y la tranquilidad de sentirse protegido y querido indican que la lactancia materna exclusiva es el mejor camino que puedan recorrer juntos.
Bien lo sabe Yanet Oro Jiménez, de 32 años, quien además de alimentar a su tesoro, desde el nacimiento de su bebé dona cada día su líquido más preciado en el Banco de Leche Humana del Hospital Ginecobstétrico Ana Betancourt de Mora, en Camagüey.