Por Lianne Garbey Bicet
Encuentros de historias, amor y magia protagonizan cada año las jornadas del Festival Internacional de Cine de Pobre de Gibara. Tan solo bastan cinco días para que la Villa Blanca de los Cangrejos se convierta en un lugar donde el séptimo arte deviene vehículo para explorar las leyendas cotidianas y los momentos especiales que se tejen en esta geografía del noreste cubano.
Por más de dos décadas, Gibara, con su particular encanto, ha sido testigo de innumerables historias de amor y creación artística a lo largo de los años. Es aquí donde Humberto Solás, uno de los grandes maestros del cine cubano, imprimió su amor y pasión, dando vida a este encuentro cinematográfico.
En esta edición 2024, uno de los momentos más emotivos del FICGIBARA fue, sin dudas, la entrega del premio Lucía de Honor al cineasta Manuel Herrera.