Por: Gabriela Milena Padrón Morejón
La mujer conoce mejor a los hijos que el padre, está más adiestrada en su cuidado y más preparada para protegerlos.
Las mujeres tienen un instinto maternal que ofrece ventaja en la crianza.
Madre es solo una, padre es cualquiera.
¿Cuántas veces hemos escuchado o replicado afirmaciones de esta naturaleza?
Lo cierto es que los mitos culturales y estereotipos de género continúan asignando los roles de cuidados a las mujeres; en el caso específico de la crianza, naturalizan la ausencia de la figura paterna en procesos cotidianos del desarrollo de niños, niñas o adolescentes.
La responsabilidad del cuidado recae, mayoritariamente, también en las mujeres cuando la pareja decide separarse, otorgando al hombre un rol pasivo, en el cual se le exige cumplir con los pagos de las pensiones alimenticias y son pactados días de visitas o salidas.