Por Lisandra Chaveco
Hace más de dos décadas, Cuba y el periodismo latinoamericano perdieron a una de sus figuras más combativas: María del Carmen Villar Buceta, cuya pluma se convirtió en símbolo de resistencia y compromiso social. Nacida en La Habana en 1928, Villar no solo documentó los cambios históricos de su país, sino que los vivió desde las trincheras de la palabra, desafiando censuras y redefiniendo el rol de la mujer en el oficio.
Villar inició su carrera en los turbulentos años 50, en las páginas del diario "La Palabra", donde denunció las atrocidades de la dictadura de Fulgencio Batista. Sus reportajes sobre la desigualdad social y la represión política, escritos bajo seudónimo para evadir la censura, la marcaron como una voz incómoda para el régimen. Tras el triunfo de la Revolución en 1959, se sumó al colectivo de Prensa Latina, agencia, donde destacó por sus crónicas sobre la reforma agraria y la campaña de alfabetización. "Ella no informaba; vivía las historias que contaba", dijo sobre ella Julio Martínez, colega y amigo.