Por Marilys Suárez Moreno
Rosa María Castellanos y Castellanos nació esclava en un barracón cercano a Bayamo, en 1834, adoptando el apellido de la familia a cuyo servicio estaban sus padres, Matías y Francisco, pero relegaría luego de ese apellido al entrar a la historia patria como Rosa, La Bayamesa.
En 1868, al estallar la Guerra de los Diez Años, viviendo ya en condición de mujer libre, se sumó al llamado de Céspedes y se incorporó a la lucha con decisión tan inquebrantable que solo plegó sus armas 30 años después, cuando la intervención yanqui frustró la gesta victoriosa y las aspiraciones independentistas de Cuba.
El viaje a la libertad iniciado por el pueblo de Cuba en el hoy municipio manzanillero de Yara, encontró a La Bayamesa en una de las prefecturas de la Sierra Maestra, donde se dedicó a cuidar enfermos y heridos, entre otras muchas faenas.