A 505 años de su fundación, La Habana sigue siendo tan real y maravillosa como la erigieron un día, frente a su bella bahía. Quizás por eso se dice que es una...
Por Marilys Suárez Moreno
Indescriptible, cautivadora y enigmática, la quinta villa cubana fue fundada el 16 de noviembre de 1519 a la vera de una frondosa ceiba, ya reemplazada, que señorea en El Templete, en lo que llamamos La Habana Vieja.
Disímiles ubicaciones, la llevaron, finalmente, a instalarla frente a su bella bahía, puerto despejado y saludable de su definitivo lugar. Puerto de Carenas, lo llamaron los españoles tras ser descubierto por Sebastián de Ocampo durante el bojeo a Cuba. Por eso nuestra ciudad tiene alma marinera.
A sus 505 y castigada por estos días por un ciclón que la afectó al igual que a sus hermanas de Artemisa y Mayabeque, a La Habana se le puede mirar y pensar de infinitas maneras, porque las ciudades, como las personas, están animadas por el espíritu de la memoria, como diría la Doctora Graciela Pogolotti y de la resiliencia, agregaría yo, pues apenas pasado el evento meteorológico, aunó fuerzas para su recuperación.