Fotos: Cortesía de la entrevistada y Cenais Facebook
Por Aime Sosa Pompa
Madelin Villalón Semanat, la sismóloga santiaguera que estuvo por un mes en un proyecto internacional a bordo del buque de investigación de la Flota Oceanográfica Francesa Pourquoi-Pas?, puede escribir una bitácora de viaje especial, con lecciones de ese viaje de trabajo, que resultó ser una expedición singular en mares profundos del Caribe.
Ella es ingeniera geofísica y desde 1997 trabaja en el Centro Nacional de investigaciones Sismológicas (Cenais). En este verano de 2024, fue la primera de dos mujeres cubanas que formó parte de un bojeo surcando mares de Cuba, Jamaica y Haití. Estuvo muy ocupada entre mediciones, equipamientos y las grandes profundidades marinas, el sismómetro apodado como “El guardián de las profundidades”, mientras le acompañaban la preocupación por un hijo adolescente en exámenes docentes finales, el mal del marinero; las estelas de ballenas y la cercanía de un peligroso ciclón.
Entre placas tectónicas, mediciones geofísicas y equipamientos
El objetivo de la presencia cubana en el barco, inicialmente, era como observadores, lo cual es una práctica habitual cuando las embarcaciones extranjeras realizan investigaciones en aguas jurisdiccionales del país. Sin embargo, dadas las relaciones de trabajo previas entre el CENAIS y el IFREMER es que se da la posibilidad de que pesquisadores de nuestro centro participaran en esta nueva expedición realizando dicha función. Ya en el barco, dada nuestra formación científica somos invitados a colaborar en las tareas que se iban a realizar, lo cual fue muy bueno, ya que nos permitió aportar nuestro granito de arena a esa gran investigación y ver de cerca cómo era el estilo de trabajo de los integrantes del proyecto.
Según los intereses de la iniciativa, se investigan las áreas entre el sur del oriente de Cuba, Jamaica y Haití, porque precisamente en esta área interactúan continuamente las placas tectónicas del Caribe y Norteamérica, lo que representa un peligro sísmico considerable. Aquí se encuentra, además de la falla que atraviesa Jamaica y parte de Haití, la de Oriente que está situada justo frente a las costas de esa parte de nuestro país, y que como muchos conocen es la causante de la actividad sísmica que históricamente nos ha afectado en esa región.
En los 30 días que me tocó estar en la embarcación, que fue la primera etapa, se realizaron mediciones geofísicas con un equipamiento de alta tecnología. Se recopilaron datos de perfiles sísmicos de alta resolución, perfiles sísmicos profundos, batimetría mediante ecosonda multihaz, se identificaron capas de sedimentos o rocas bajo el fondo marino, mediante el perfilador de sedimentos y datos magnetométricos.
Entre mediciones, ballenas y la lejanía de la casa
En el caso particular mío, me tocó hacer guardias, con dos colegas más en la sala científica donde me ocupé de llenar la base de datos con información del perfilador de sedimentos y de extraer los perfiles correspondientes. Esto lo hacía 8 horas al día, divididas en 4 h por la mañana y 4 por la noche, incluyendo sábados y domingos. Aquello estaba automatizado, es decir los datos eran registrados en el software que tenían los equipos de medición, pero había que extraerlos para su interpretación posterior en Francia. Fue muchísimo trabajo porque se hicieron 3 perfiles, que cubrieron cientos de kilómetros durante todo el tiempo de las mediciones.
Ya hablando de cosas más agradables, recuerdo que un día me avisaron para que subiera al puente a ver unas ballenas nadando cerca del barco, puess estarían a unos 200 metros de distancia. Logré verles parte del lomo y la aleta, también vi el rastro de vapor que deja su respiración. Fue algo maravilloso.
Fuera de las horas de guardia, me comunicaba con mi hijo adolescente, ayudándolo a preparar sus trabajos extraclases y a aclararle dudas para sus exámenes finales. Por cierto, algunas de esas veces estaba terriblemente mareada y con náuseas, pero aun así sabía que debía sobreponerme porque él me necesitaba; por otro lado, mientras descansaba leía noticias en internet y accedía a las redes sociales.
Algo que a las personas no familiarizadas les gustaría conocer es que durante esta campaña de mediciones se siguieron las pautas para la protección de los mamíferos marinos. Esto se hace siempre que se realicen explosiones sísmicas.
Entre sismómetros, profundidades marinas y “El guardián de las profundidades”
Los sismómetros de fondo marino se ubican directamente en el fondo del mar para diversas investigaciones. En esta campaña se desplegaron para la obtención de perfiles sísmicos, con el objetivo de estudiar las estructuras profundas bajo el suelo marino. Este caso tiene la particularidad de que se recuperaban una vez terminadas las mediciones.
También se desplegaron sismómetros de banda ancha en dos áreas específicas, para realizar un seguimiento sismológico pasivo; es decir, para detección de terremotos durante un período de 2 años. La mayoría fueron recuperados. Para esto se emite una señal acústica a una determinada distancia para que liberen su peso muerto y comiencen el ascenso, luego el barco pasa y los recoge. Suena fácil, pero lleva bastante precisión por parte del equipo de trabajo que se encarga de su manejo. Lamentablemente, durante la campaña se perdieron cuatro.
Algo muy significativo son las grandes profundidades marinas en el área al sur de la provincia de Santiago de Cuba. Uno de los sismómetros fue lanzado hasta una profundidad de 5500 m y, por suerte, se pudo recuperar; su ascenso a la superficie demoró cerca de ¡1 hora y media! Todo el mundo estaba muy atento a este en particular, tanto que le apodaron “El guardián de las profundidades”.
Hasta ahora el CENAIS no cuenta con este tipo de sismómetro para realizar estudios en el fondo del mar, son muy costosos.
Entre volcanes, expediciones y las aspiraciones para las ciencias
En realidad, quería ser vulcanóloga, pero en Cuba no tenemos volcanes. Desde adolescente leía revistas donde se trataba el tema de los volcanes y los terremotos y averiguando descubrí que la Geofísica es una gran carrera y afín a ambas temáticas. Tiene un amplio campo de aplicaciones, y la sismología es una de ellas.
Estando en el CENAIS, he tenido acceso a muchas oportunidades de trabajo y superación en diversos países. Y resulta que he podido visitar volcanes, unos muy de cerca y otros de lejos; estuve en las islas Eólicas donde se encuentra el volcán Estrómboli; en el volcán Etna en Sicilia, que cubre un área muy extensa y tiene innumerables conos volcánicos a los que puedes subir. En Centro América pude ver algunos de lejos, al igual que en Chile.
En cuanto a expediciones dentro del país, las más comunes en las que he participado han sido las campañas macrosísmicas para determinar el efecto de ciertos terremotos perceptibles, como el del 20 de marzo de 2010 con magnitud 5.5, que ocurrió dos meses después del devastador terremoto de Haití.
¿Un mensaje a las jóvenes que aún no saben qué estudiar? Pues que se interesen por las ciencias afines a la sismología, como la geofísica, la geología, las matemáticas y la física, por mencionar algunas. Suenan intimidantes, pero abren un abanico inmenso de conocimientos acerca de los procesos que ocurren en el interior de nuestro planeta, en particular los terremotos. Esto puede ayudar a salvar vidas y a construir un futuro más seguro.
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