lunes, 28 de octubre de 2024

Camilo, presencia viva



Por Marilys Suárez Moreno

Las fechas se entrecruzan en Octubre, mes de significativa presencia en la vida del país. Efemérides como el inicio el día 10 de 1868 de las luchas independentistas, la Crisis de Octubre, el sabotaje del avión de Cubana en Barbados, la caída del Che en Bolivia y la desaparición física del legendario Comandante Camilo Cienfuegos hace 55 años este 28, son hitos prominentes de nuestra historia.

Por varias generaciones las Camilas y los Camilos han florecido en Cuba. El nombre del Héroe de Yaguajay y de Cien batallas más desata la evocación hacia aquel mítico barbudo que muchos consideraron la imagen del pueblo. Quizás porque Camilo Cienfuegos Gorriarán encarnó a uno de los más grandes combatientes de nuestro Ejército Rebelde.

Nacido en 1932, en la barriada capitalina de Lawton, el tercer varón de la familia Cienfuegos-Gorriarán, se distinguió por su jovialidad y sentido del humor, pues era un hombre dispuesto siempre a la jarana y al chiste, aun en las etapas más difíciles y duras de su vida, pero también a la franqueza y el patriotismo.

Lo perdimos un triste 28 de octubre del año 1959. Por días se le buscó por aire y mar y se vivieron horas de angustia y desesperación.

No se daba crédito a la noticia de la desaparición del hombre de sonrisa franca, tupida barba negra y sombrero alón. La avioneta bimotor que lo trasladaba de regreso a La Habana, tras abortar una conjura contrarrevolucionaria, se perdió en el mar. Con él viajaban su escolta y el piloto de la nave. Apenas tenía 26 años y ya se había ganado el corazón de los cubanos y las cubanas.

“Esta Revolución es hasta los límites finales. Esta Revolución será hasta la meta trazada. Esta Revolución, como en los días de la guerra, tiene dos caminos: vencer o morir. Y nosotros decimos que nosotros vamos con esta Revolución hasta el final”, había dicho horas antes en Camagüey.

La desaparición física del Héroe conmocionó a Cuba entera que reconocía en él al hombre de pueblo, dicharachero y ocurrente, pero también altruista y solidario, como aprendió de sus padres y demostró durante la Guerra Civil Española, cuando con su familia, el pequeño Camilo se involucró en colectas públicas para los huérfanos de aquella contienda.

Gestores de la invasión que reeditaba la de los mambises, la histórica marcha invasora tuvo en Camilo y el Che a dos de sus grandes protagonistas. Asediados por los cercos, las emboscadas y los ataques de la aviación enemiga, más las inclemencias del tiempo, ambos prosiguieron la marcha hacia el centro del país, donde se reunirían.

Camilo fue el último de los expedicionarios del Granma en enrolarse en la expedición. Desde su exilio en los Estados Unidos había escrito: “Fidel es la esperanza de libertad para el pueblo cubano”. En tierra cubana y tras la dispersión de Alegría de Pio pudo reunirse con Fidel y con un pequeño grupo de sobrevivientes y proseguir la lucha ya en La Sierra.

Luego vendría el combate de La Plata donde se destacó por su valor y audacia y el del Uvero, donde según palabras del Che, el naciente Ejército Rebelde alcanzó su mayoría de edad.

Y tanto el Che como Camilo destacaban cada vez más con las armas en la mano. Ascendido a jefe de la vanguardia de la columna cuatro al mando del Che; un mes después peleaba en Mar Verde contra las tropas de Sánchez Mosquera y meses más tarde ambos Comandantes ganaban el llano, en el que el Señor de la Vanguardia desarrolló las fuerzas del Movimiento 26 de Julio en el centro del país.

El 31 de diciembre, tras 10 días de incesantes combates, se rindió la guarnición de Yaguajay y todo el territorio de Las Villas quedó liberado tras la toma de Santa Clara por el Che. Después del triunfo rebelde, Camilo ocupó Columbia y el día ocho recibió a Fidel e hizo junto a él la entrada triunfal en la capital.

El Che, a quien Camilo admiraba como guerrillero ejemplar, como jefe indiscutible y a quien el Héroe de Yaguajay llamaba “profesor”, escribió hermosas palabras sobre su compañero de armas:

“Recordar a Camilo es significar lo pasado a lo muerto, y Camilo es presencia viva de la Revolución cubana, inmortal por naturaleza”.

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