lunes, 24 de junio de 2024

Libros-arte, donde Marialva Ríos pone aliento femenino

Por Yenli Lemus Domínguez


 

Terminó la carrera de Medicina, trabajó cuatro años como doctora, pero lo que quería era estudiar Diseño. Marialva Ríos venera la creación de libros manufacturados y con notables habilidades hace ya dos décadas suma proyectos al catálogo de la singular  Ediciones Vigía, de la ciudad de Matanzas.

“Me preparé para optar por Diseño, pero en mi año no vino plaza para esa carrera, por tanto escogí Medicina que era lo que sentía más cerca, pero realmente extrañaba mucho no poder hacer algo relacionado con el arte en general, y entonces finalmente decidí abandonar esa profesión.


 “Llegué a “Vigía” en enero del 2004, tenía 28 años, cuando cursaba las clases de Diseño que impartía Rolando Estévez en la sede de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA); él vio mis trabajos en las clases y me invitó a hacer Retazos (de las hormigas) para los malos tiempos, de Anna Lidia Vega, ese fue el primer libro que diseñé.



 “El trabajo para mí comienza habitualmente con la lectura del texto, prefiero leerlo por la noche ya que hay más tranquilidad, para concentrarme mejor. Casi siempre son libros de poemas, señalo los versos que sugieren imágenes visuales y ahí empieza el proceso.

“Particularmente me resulta más fácil cuando puedo leer el volumen impreso, porque ahí puedo señalar, hacer dibujitos… ahora casi siempre me los dan digitales y cuesta más trabajo, es decir, me estoy adaptando todavía.


“Me gusta experimentar con diferentes materiales pero la elección no es gratuita, debe relacionarse con el texto; aun así prefiero los de textura porque te permiten no solo verlos sino también tocarlos y sentirlos, amplían las posibilidades perceptivas.

“En cuanto a los dibujos pienso que no puedes tener una iconografía específica como tuya para todos los libros sino que se tiene que adaptar a cada obra.

“A veces no encuentro la armonía que me resulte agradable para un diseño y al caminar por la calle veo algo que tiene propuesta de colores y digo: ahí puede estar la solución.

La naturaleza te enseña mucho en cuanto a composición, color y armonía. “Ya tengo una dinámica, cuando debo esperar en algún lugar por situaciones de la vida cotidiana, ese tiempo lo utilizo en buscar respuestas para otros proyectos en los que trabajo; a veces me sorprendo porque las encuentro fácil pensando en otras cosas.

“Cuando hacemos libros-arte, que son ejemplares únicos, tenemos más posibilidades de utilizar materiales exclusivos u objetos encontrados que cuando son tiradas de 200 ejemplares.

“El proceso resulta muy rico al tratarse de un ejemplar único porque te da la posibilidad de la manufactura con un nivel de elaboración mayor. Ya con 200 tienes que pensar en la reproducción artesanal, si se complica mucho la ejecución se demorará demasiado o no estarán disponibles los materiales, entonces el número te pone un límite que no te lo pone el ejemplar único.

“Rolando Estévez muchas veces me decía que en los diseños que hacía se sentía la mano de la mujer, que el aliento femenino estaba ahí; yo creo que eso le pasa a los quinqués que hago, no es a propósito pero siempre que los veo después, analizándolos, pienso bueno… son muy femeninos.”

Cada libro posee su particularidad, lo mismo ocurre con los niños, cada infante emerge cual universo y cultivar valores y conocimientos en ellos constituye otro de los logros de Marialva en su trabajo con “Vigía” mediante Talleres de Diseño Básico:


 “Iniciamos los talleres en el 2014, en realidad fue idea de Agustina Ponce, directora de Vigía, ella lo quería desde hace muchos años y me había pedido que los comenzara pero tenía que ser los sábados. Quise hacer una segunda carrera, Licenciatura en Estudios Socioculturales que coincidía con los fines de semana y una vez que me gradué dije:

Bueno, ahora vamos a empezar con los talleres.“Siempre es una sorpresa, un reto porque todos los pequeños son diferentes, los hay hiperactivos, otros más tímidos, algunos exhiben más habilidades pero al final son especiales.

“Todos los sábados te debes reinventar para que no se aburran, que se interesen por los elementos del diseño, pero sobre todo que compartan entre ellos, lo que me parece súper importante.

“Para mí cada proyecto de la editorial yumurina dispone de un lugar privilegiado, a veces de inicio cuando lees el texto no te enamora, pero en el transcurso del trabajo eso cambia poco a poco y el proceso final tiene el resultado que se espera.

“Desde hace 10 años aproximadamente realizo el stand de Vigía en la Feria del Libro en La Habana y siempre constituye un reto por el esfuerzo físico que requiere. Es un trabajo de grandes dimensiones, pero después todas las personas de la editorial se unen en el montaje, y que el público vea que la identidad de Vigía es diferente a las otras editoriales y lo exprese, es siempre satisfactorio.

“Este centro laboral creativo me ha dado la posibilidad de conocer personalmente a autores como Carilda Oliver Labra, Premio Nacional de Literatura, a quien le diseñé varios libros.


“Igualmente la institución me ha acercado a una literatura diferente y dado la oportunidad de trabajar como una familia donde todos aportan desde su saber, sus conocimientos, su inteligencia, pero también su poder afectivo, y eso se siente en el colectivo, que todos se esfuerzan por hacer ese libro final y que quede lo mejor posible.

“Estévez me guía todos los días, nos acompaña porque su poética visual, su forma de hacer es lo que mantiene a Vigía viva, está en los ejemplares que atesoramos en los archivos y en los libros que hacemos. “Sus enseñanzas en el diseño fueron fundamentales, fue mi maestro y también le debo ese espíritu de trabajar incansablemente por esa obra diaria.



 “Vigía me ha permitido crecer como artista y persona; han transcurrido dos décadas, creo que pasaron rápido; diseñar para la editorial es un privilegio, cada material lo asumo como un nuevo aprendizaje y espero tomar cada proyecto así, por mucho tiempo.”

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